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Actualizado: 11 de mayo de 2025


Clementina, odiándola en el fondo del alma, le guardaba más consideraciones que a ninguna de sus amigas. La alta nobleza de su título, su carácter severo, y hasta su fanatismo la hacían respetada en los salones, a los cuales prestaba realce su presencia. Subió a su cuarto seguida de Estefanía, aquella doncellita tan enemiga del cocinero. Estrenaba un magnífico traje color crema, descotado.

Será, pues, necesario que te presentes con cara de contricción y de inquietud, que pidas hablar en secreto con la señorita Guichard y que cuentes que te he sorprendido yendo á su casa y que ha habido entre los dos una escena violenta, cuya conclusión ha sido este ultimátum formulado por : romper toda relación con mi enemiga ó abandonar mi casa. ¡Cómo! ¿Será preciso abandonar á usted?

Al volver a tener dinero, el señor de La Tour de Embleuse había levantado de nuevo su crédito. La hermosa enemiga de la familia no tenía más que al duque en su poder; juró hacerle perder la cabeza, y lo consiguió.

En resolución: él me aduló el entendimiento y me rindió la voluntad con no qué dijes y brincos que me dio, pero lo que más me hizo postrar y dar conmigo por el suelo fueron unas coplas que le cantar una noche desde una reja que caía a una callejuela donde él estaba, que, si mal no me acuerdo, decían: De la dulce mi enemiga nace un mal que al alma hiere, y, por más tormento, quiere que se sienta y no se diga.

La mujer que logra tener una tertulia así puede jactarse de haber puesto una pica en Flandes. Cuantos sepan de estos negocios mundanos tendrán que reconocer en la mujer que presida tal tertulia no comunes dotes de entendimiento. Otras singulares virtudes resplandecían también en Rosita. Era tan buena para amiga como mala para enemiga.

Figúrese usted el destrozo que harían esas piezas de 300 disparando sobre la escuadra enemiga dijo Malespina . Pero ¿qué demonios es esto? añadió agarrándose para no rodar por el suelo, pues los balanceos del Rayo eran tales que muy difícilmente podía uno tenerse derecho. El vendaval arrecia y me parece que esta noche no entramos en Cádiz», dijo un oficial retirándose.

No sólo la naturaleza es nuestra enemiga y se halla dispuesta siempre a trituramos sin compasión, sino que los riesgos más tristes, por ser los más insidiosos, nos llegan de nuestros semejantes, de aquellos que juzgamos nuestros amigos, nuestros hermanos.

Es evidente que la naturaleza formó el pueblo de San José, tan limpio él y su entrada, que cualquier escuadra sin práctico alguno, puede entrar y fondearse dentro con toda seguridad; y en todo esto está la facilidad y franqueza con que la naturaleza tiene proporcionada la entrada de la barra de este rio: porque ¿qué dificultad puede haber en que venga una escuadra enemiga al puerto de San José, y con ella un número suficiente de embarcaciones del porte de las con que navegamos este rio, y desde dicho puerto, vengan estas con los transportes y pertrechos necesarios, y entren por la barra como nosotros diariamente lo estarnas haciendo?

Luego, cada línea, con el intento de envolver á la línea enemiga, había ido prolongándose hacia el Noroeste, y de los estiramientos sucesivos resultó la carrera hacia el mar de unos y otros, formando el frente de combate más grande que se conocía en la Historia.

El loco cuerdo, del maestro Joseph de Valdivieso, capellán mozárabe de la Santa Iglesia de Toledo. La rueda de la fortuna, de Mira de Mescua. La enemiga favorable, del licenciado Tárrega. D. Nicolás Antonio y el catálogo de la Huerta, atribuyen falsamente todas estas comedias á Lope de Vega.

Palabra del Dia

bagani

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