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Actualizado: 5 de junio de 2025
El cual mostraron también en la disciplina larga verdaderamente no poco, pero no tanto que satisfaciese á su fervor, por lo cual costaba mucho el hacerles cesar, pidiendo á gritos misericordia á Nuestro Señor, y repitiendo fervorosísimos actos de contricción y propósitos de no ofender más á su Divina Majestad, principalmente en su innato vicio de la embriaguez, del cual, con el favor de Dios, se han olvidado totalmente, pero donde se conocía más claramente su piedad y el verdadero dolor y arrepentimiento de sus culpas, era en el acto de la confesión sacramental á que se llegaban llorando tan amargamente que me sacaban lágrimas á los ojos y me llenaban de increíble consuelo, dando gracias á la Divina Misericordia que obra en gente de suyo tan bárbara y nueva en la fe tan prodigiosos efectos.»
A la mañana rezaban algunas oraciones, y el acto de contriccion, y una oracion en que daban gracias á Dios por los beneficios comunes, y le ofrecian las obras y trabajos de aquel dia, especificando la hambre, sed, cansancio, peligros, &a.; y protestando, que lo hacian por su amor y por la conversion de los infieles.
«No es fácil de decir el fervor que estos santos días mostraron los nuevos cristianos en las cosas de Dios; oían la paladra de Dios con gran gusto y no con menor fruto y compunción, de suerte que me parecía estar entre españoles muy piadosos. El acto de contricción que se usa al fin de los sermones, le hacían con tanto sentimiento, que lloraban muchísimo.
Será, pues, necesario que te presentes con cara de contricción y de inquietud, que pidas hablar en secreto con la señorita Guichard y que cuentes que te he sorprendido yendo á su casa y que ha habido entre los dos una escena violenta, cuya conclusión ha sido este ultimátum formulado por mí: romper toda relación con mi enemiga ó abandonar mi casa. ¡Cómo! ¿Será preciso abandonar á usted?
Dios se la quitó de delante con una enfermedad, en que arrepentida de sus culpas y deshaciéndose en lágrimas de contricción y arrepentimiento, sin permitir que jamás entrase su galán en su Rancho, pasó con grande esperanza de su salvación á la otra vida; con que ella difunta, volvió él á su Reducción, donde comenzó nuevas obras y entabló nueva vida, que prosiguió con tanto contento y gozo de su espíritu, que jamás en adelante volvió á los torpes y brutales gustos de la carne.
Palabra del Dia
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