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Actualizado: 17 de octubre de 2025


Y no se sufragaban sus gastos de coche y palco, porque lo proporcionaban sus amigos, hijos de millonarios todos, y por ende, riquísimos. ¡Válgame Dios! pensar que Quilito fuera a apolillarse en una oficina, se embruteciera en una estancia o se degradara en el comercio... ¡Un Vargas!

=A la muerte del rei don Enrique III en Toledo.= Decir de Juan Alfonso de Baena. El sol innocente con mucho quebranto Dejaba á la luna con sus dos estrellas: A muchos señores é dueñas, é doncellas, Por ser fallescido, los puso en espanto; Por ende, señores faciendo grant llanto En altos clamores le demos querellas A Dios é la Vírgen: lanzando centellas, Con grandes gemidos fagamos su planto.

¿Y para cuándo replicó Neluco son los buenos amigos y los competentes consejeros? ¿En qué ocupación más agradable ni más honrosa podría usted emplearnos?... y perdone la inmodestia con que me sumo con ellos... Y ya que de esto se trata y estoy autorizado por usted para hablarle con franqueza, he de decirle que además de este estudio, del que no puede usted prescindir, hay otra ocupación más del momento todavía, en la que debió de habernos empleado días hace... y no nos ha empleado usted, con gran extrañeza nuestra; con lo cual ha perdido un excelente recurso para matar horas sobrantes... Pensaba yo que, aunque a usted le sobraba el dinero al venir a Tablanca, había de picarle un poco la curiosidad de conocer de vista las haciendas de aquí, heredadas de don Celso, y el organismo, vamos al decir, de los tratos y contratos con sus llevadores, y algo más, a este tenor, que no deja de ofrecer su lado patriarcal, y por ende, interesante y pintoresco para un hombre como usted.

Pero las palabras que con mayor ansiedad perseguía, las que le transían de entusiasmo en comprendiéndolas y creándolas, eran aquellas que a él se le antojaban términos filosóficos y que, por ende, expresaban un concepto inmaterial: metempsícosis, escolástico, escorbútico, etc., etc.

Jacobo bajó en silencio la cabeza, pálido de ira, y se puso a estirar sus guantes sobre la mesa; comprendió que ese tergiversado criterio moral, que disfraza con pomposos nombres ruines defectos y vicios enormes, se lo rechazaban allí por falso; que la política romana llamaba al pan pan y al vino vino, al vicio vicio, a la infamia infamia, y a las pequeñeces monstruosidades, y convencióse, por ende, de que había errado el camino, tratando de justificar el pasado.

Era Simón de voz sonora, reposado en el hablar, de palabra rebuscada y frase difícil; pobre de imaginación, por ende, y no muy sutil de entendimiento; muy aficionado a perorar, y liberal de conveniencia, si es que tenía alguna opinión política.

Oyó el caballero el cortés mensaje y se dirigió al trote de su corcel hacia la tribuna regia, vendado el hombro con blanco pañuelo de seda. Señor, dijo con firme voz, saludando al príncipe; no puedo sentarme á vuestra mesa. Francés soy y por ende enemigo vuestro.

Esta consideración tan cuerda, que asaltó de pronto la mente de la pobre chica, hízola retroceder; y menudeando los pasos cuanto pudo, y tornando a recordar su herida y a llorar, por ende, llegó a la villa y no paró de correr hasta el estanco que conocemos, en el cual entró momentos después que nosotros, y al mismo tiempo que llegaba también, aunque por distinto sendero, Simón Cerojo, demudado el semblante y apretando los puños de ira.

Así, después de haber dado rienda suelta a su enfado, se resignó la anciana dama a que Beatriz tomase lecciones de acuarela: por ende todos los días, entre una y dos de la tarde, instalábase la huérfana en una silla al lado de Fabrice para dibujar a la vista de éste, ya un paisaje, ya un motivo de arquitectura, si bien por atendibles razones de decencia, nunca se apartaron de debajo de las ventanas del castillo, donde, por otra parte, encontraban suficiente tema de estudio, ora aquel señorial edificio, ora en las rientes circunvecinas campiñas.

Y cualquiera puede llegar a diputado: usted, el doctor, ese indio que va por allí, muy cargado con su soberanía, yo.... No, yo no, porque soy sacerdote, ministro de un culto, y por ende no soy ciudadano más que a medias. Pues ¡claro! o no sabrían ustedes lo que habrían de hacer, y votarían a la buena de Dios, o lo que es más seguro a la buena del Diablo.

Palabra del Dia

aprietes

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