Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 10 de octubre de 2025
Va usted á pasearse por el Mediterráneo de modo de poder desembarcar en Cannes ó en Montecarlo, lo que es muy agradable y muy higiénico. Allí no verá usted espectáculos tristes, si trata de no mirar á los tísicos. Me habían dicho que los franceses eran los últimos enamorados de la Quimera y que no se cometía en el mundo una heroica locura sin que tomasen parte en ella.
Nuestra conversación sólo tenía por tema las cosas y los sucesos exteriores. No sé si era porque el placer de hallarnos de nuevo juntos y enamorados nos bastaba en aquel momento, o por el temor de hablar de asuntos en cuya apreciación pudiéramos no estar de acuerdo. Por supuesto, en cuanto el baile de sociedad fue cansando, vinieron a escape las seguidillas.
Desta mesma suerte, Amadís fue el norte, el lucero, el sol de los valientes y enamorados caballeros, a quien debemos de imitar todos aquellos que debajo de la bandera de amor y de la caballería militamos. Siendo, pues, esto ansí, como lo es, hallo yo, Sancho amigo, que el caballero andante que más le imitare estará más cerca de alcanzar la perfeción de la caballería.
Todos hidalgos de honra Y enamorados de veras, como canta el viejo romance.
Sé que es necesario un poco de ilusión para sazonar su materialidad; todos ponemos en él un poco de mentira, para gozar de esa mentira aunque sepamos que lo es: pero en el fondo, yo me río del amor tal como lo entiende el mundo, así como me río de tantas otras cosas veneradas por las gentes... Yo no quiero enamorados; quiero admiradores. No busco inspirar amor; me place más la adoración.
-Y más -dijo Sansón Carrasco-, que, como ya todo el mundo sabe, yo soy celebérrimo poeta y a cada paso compondré versos pastoriles, o cortesanos, o como más me viniere a cuento, para que nos entretengamos por esos andurriales donde habemos de andar; y lo que más es menester, señores míos, es que cada uno escoja el nombre de la pastora que piensa celebrar en sus versos, y que no dejemos árbol, por duro que sea, donde no la retule y grabe su nombre, como es uso y costumbre de los enamorados pastores.
Arremedábamos un catarro y parecía que habían echado pimiento en la iglesia. Estuve gran rato en la iglesia, hasta que empezaron vísperas. Oílas todas, que por esto llaman a los enamorados de monjas «solenes enamorados», por lo que tienen de vísperas, y tienen también que nunca salen de vísperas del contento, porque no se les llega el día jamás. No se creerá los pares de vísperas que yo oí.
Y dijo esto de buena fe, con el dulce optimismo de los que se sienten enamorados. Al día siguiente era domingo, y Watson fué por la mañana á la antigua casa de Pirovani para ver á Torrebianca. Necesitaba hablarle de un asunto relacionado con los trabajos de los canales.
»-No corre por ti esa razón -respondió Leonela-, porque el amor, según he oído decir, unas veces vuela y otras anda, con éste corre y con aquél va despacio, a unos entibia y a otros abrasa, a unos hiere y a otros mata, en un mesmo punto comienza la carrera de sus deseos y en aquel mesmo punto la acaba y concluye, por la mañana suele poner el cerco a una fortaleza y a la noche la tiene rendida, porque no hay fuerza que le resista. Y, siendo así, ¿de qué te espantas, o de qué temes, si lo mismo debe de haber acontecido a Lotario, habiendo tomado el amor por instrumento de rendirnos la ausencia de mi señor? Y era forzoso que en ella se concluyese lo que el amor tenía determinado, sin dar tiempo al tiempo para que Anselmo le tuviese de volver, y con su presencia quedase imperfecta la obra. Porque el amor no tiene otro mejor ministro para ejecutar lo que desea que es la ocasión: de la ocasión se sirve en todos sus hechos, principalmente en los principios. Todo esto sé yo muy bien, más de experiencia que de oídas, y algún día te lo diré, señora, que yo también soy de carne y de sangre moza. Cuanto más, señora Camila, que no te entregaste ni diste tan luego, que primero no hubieses visto en los ojos, en los suspiros, en las razones y en las promesas y dádivas de Lotario toda su alma, viendo en ella y en sus virtudes cuán digno era Lotario de ser amado. Pues si esto es ansí, no te asalten la imaginación esos escrupulosos y melindrosos pensamientos, sino asegúrate que Lotario te estima como tú le estimas a él, y vive con contento y satisfación de que, ya que caíste en el lazo amoroso, es el que te aprieta de valor y de estima. Y que no sólo tiene las cuatro eses que dicen que han de tener los buenos enamorados, sino todo un ABC entero: si no, escúchame y verás como te le digo de coro.
Pero dime agora: ¿preguntaste a ese Tosilos que dices qué ha hecho Dios de Altisidora: si ha llorado mi ausencia, o si ha dejado ya en las manos del olvido los enamorados pensamientos que en mi presencia la fatigaban?
Palabra del Dia
Otros Mirando