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Actualizado: 2 de octubre de 2025


Salió de su abstracción y á paso lento, siguiendo su paseo, se dirigió hacia la Celle-Saint-Cloud. Fortunato se estremeció. ¿Se habría engañado? ¿Sería capaz Mauricio de tanto disimulo? ¡Qué! ¿iría á casa de la señorita Guichard? ¡No! imposible. Y, sin embargo, tomaba una dirección nada dudosa hacia una plazoleta en la que desembocaba la callejuela donde el joven había sido atropellado.

PÁEZ. Pasa ansí... Y remítome a Cabrera, Que estaba delante. NARV. Acaba. PÁEZ. Jugando Alvarado estaba, Y Espinosa desde afuera; Y en una suerte dudosa, Sin pedirla o ser tercero A pagar de su dinero, Juzgó la suerte Espinosa. Alvarado respondió: ¿Quién le mete en esto? Y luego Replicó Espinosa: El juego; Que veo juego y tercio yo. Mejor fuera que callara Dijo Alvarado más recio.

En efecto, don Camilo podía ser excelente, pero no era el ideal de los novios; tenía sus bravos cuarenta años, una figura poco airosa y vestía con una ropa provinciana de dudosa elegancia. Pero, en cambio, don Camilo era rico; tenía estancias y vacas, y prometía como yerno bajo el punto de vista de lo positivo.

Era tanta la presteza y violencia con que los despedian de sus manos, que atravesaban hombres y caballos armados, cosa al parecer dudosa si Desclot y Montaner no lo refirieran, autores graves de nuestras historias, adonde largamente se trata de sus hechos, que pueden igualar con los muy celebrados de Romanos y Griegos.

Aunque lo dominara el miedo tenía la confusa esperanza de que el aya no quería hacer nada contra él. Pero, como esta esperanza era muy dudosa, un sudor frío bañaba la frente del intendente consternado. Vamos, mi buen Mathys dijo la condesa , estáis enfermo. Tengo piedad de vuestros terrores inexplicables. Tratad de calmar vuestros sentidos agitados.

Nada hay en las de Grevillois que huela a aventuras, y como Luciana es la belleza misma, seré con ella el más feliz de los hombres. Perdóname que no te haya contado desde el principio todos los detalles, pero me lo impedía mi promesa de discreción absoluta. Con un hermano, sin embargo, se puede hacer una excepción, y no quiero que imagines alguna aventura dudosa emprendida a la ligera.

Llevó en su último período al estremo este sensualismo; mas no en el primero, en que procuró conservar siempre un carácter esencialmente religioso. Las columnas de sus mezquitas aparecen casi entre tinieblas; los ajimeces no derraman sobre ella mas que una luz dudosa. Sus techos de cedro son bajos y de sencillos artesones; sus ricas capillas de mosáico y oro estan cubiertas de misterio.

Fue condenado a muerte, y llegada la hora tremenda, entró con pie firme y ánimo sereno en la capilla; lugar en que, dudosa de misma, busca la justicia humana complicidad en la divina. Allí le esperaban los tres personajes que ampararon a Luz. Uno representaba la ley: otro mandaba la fuerza armada; el tercero le ayudaría a bien morir.

Espero que esta piadosa vigilia no será perdida para . Sobre aquella fisonomía en que se hallaba impresa una gloriosa paz, y donde parecía verdaderamente errar, yo no qué reflejo sobrenatural, más de una verdad olvidada ó dudosa, se me apareció con una evidencia irresistible.

Y es que Don Juan no es un verdadero enamorado. Balvo, un filósofo modesto, pero muy discreto, destruye con cuatro palabras todas las apologías rimadas que se han hecho de Don Juan: «quien ama a muchas, no ama mucho; quien ama a menudo, no ama largo tiempo; quien ama con variedad, no ama dignamente». Entre los poetas y este modesto filósofo, la elección no es dudosa para nosotras.

Palabra del Dia

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