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Actualizado: 22 de octubre de 2025
¡No vivía allí! sin embargo, yo no me había equivocado; era la misma casa. Salí dudando, y miré a los balcones del cuarto principal. Allí estaba la muestra, la antigua muestra del colegio, una Minerva coronando a una niña. Sin embargo, allí no vivía doña Gregoria. El acento con que la criada me había contestado, demostraba claramente que no la conocía.
En el antedespacho de los gerentes de Banco, los ordenanzas le ofrecían asiento misericordiosamente, dudando de que el personaje que estaba al otro lado de la puerta se dignase recibirlo. Pero apenas sonaba adentro su nombre, el mismo gerente corría á abrir. Y el pobre empleado quedaba estupefacto al escuchar cómo el gaucho decía, á guisa de saludo: «Vengo á que me den trescientos mil pesos.
Las otras siete galeras que quedaron fueron combatidas otra vez á una hora de día, á tiempo que el agua iba menguando, porque allí, entre día y noche, crece y mengua el agua dos veces; y así por la parte de tierra las dieron combate 3 ó 4.000 turcos y moros, y el resto de su campo quedaba en las trincheras, dudando de aquello que podía fácilmente acaecer, como los capitanes y soldados querían tomallos en medio, que los otros estaban en la mar combatiendo con las galeras y con el socorro que había salido del fuerte, que ciertamente era una hermosa cosa de ver combatir los cristianos con los turcos dentro del agua hasta la cinta, y por habérseles mojado la pólvora dentro de los frascos no se podían aprovechar de los arcabuces, y así peleaban con las espadas y picas, y fueron muertos y heridos muchos turcos, porque el artillería del fuerte y mosquetes y arcabucería, allende de la que tiraban de las galeras, los tomaba por través y les hacía gran daño, y así se retiraron los turcos con gran pérdida, y de los cristianos hobo pocos heridos, entre los cuales dieron un arcabuzazo en una pierna al Maestre de campo Miguel de Barahona, porque él había salido fuera con el socorro, y de ahí á pocos días murió de la herida.
El segundo día de Carnaval, por la tarde, al salir Maltrana de la calle de los Artistas, se detuvo en los Cuatro Caminos, dudando entre bajar a Madrid o subir hacia Bellasvistas y las Carolinas.
Tenía yo una singular necesidad de afirmar mi amor, tanto para mí mismo como para ella. Era aquello como una especie de exorcismo contra los malos pensamientos, las cóleras y los rencores que me torturaban hacía algún tiempo. Luciana me escuchaba muy grave y como ensimismada en sus pensamientos, dudando si creer en mis protestas, o acaso interrogándose a sí misma, no lo sé.
Se requeriría realmente un hombre inteligente para inventar una historia como ésa; y, además, la noche que vino a la taberna parecía más asustado que una liebre. Durante este discurso sin dilación, Silas había permanecido inmóvil en su primera actitud, apoyando los codos en las rodillas y oprimiéndose la cabeza entre las manos. El señor Macey se detuvo, no dudando que había sido escuchado.
Rompió el sobre y leyó ávidamente la orden de soltura. ¡En la torre de los Lujanes! ¡y allí está mi libertador preso, dudando, temiendo...! ¡Tu libertador! dijo el rey con asombro. ¡Sí, mi generoso y valiente libertador! No te comprendo. ¿Por qué he de callar más?
Y dirigiéndose á Pepita, añadió: Niña, vámonos. Bastantes atrocidades has oído. Dale gracias á tu padre, que te permite aprender en casa cosas tan horribles. Las dos mujeres salieron del despacho. Urquiola se levantó, dudando un momento entre seguirlas ó acometer al doctor.
El mágico prodigioso . Esta es una de las obras más sublimes de Calderón, y una de las más magistrales, creadas hasta aquí por la poesía. Cipriano, dudando de la naturaleza de la Divinidad, y, no libre de las tinieblas del paganismo, en su ignorancia, lleno de sospechas y presentimientos, busca la verdadera fe.
¡Ah! ¿No es superiora? respondí distraídamente, no dudando que en aquel cambio alguna parte había tenido el bailoteo de Marmolejo. No, señor; hoy es la última de las hermanas. Pase usted. ¡Arrea! dije para mis adentros, cruzando por delante y metiéndome por la primera puerta que hallé. Phs, phs... Por ahí no; por esta otra puerta.
Palabra del Dia
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