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Actualizado: 23 de julio de 2025
§ II. Efectos fisiológicos y terapéuticos. Los efectos del cólchico tienen mucha analogía con los del eléboro blanco, especialmente en lo relativo á las alteraciones funcionales del estómago é intestinos; son semejantes á los del árnica en cuanto á la impresionabilidad de la fibra y de los nervios para sentir dolorosamente la influencia de los escitantes esternos, tales como el ruido, la luz, la presion y asimismo el trabajo intelectual.
En las fiebres del dominio del acónito, el estado de tension de los grandes vasos y del cerebro reacciona dolorosamente sobre el moral, dando lugar al delirio agudo con ideas fijas que subsisten á pesar de tener delante la realidad contraria, el coma vigil, la irritabilidad, la ansiedad y el temor de la muerte.
Si Sorege se pusiera en guardia, sus cómplices serían advertidos y las pruebas desaparecerían. Ahora comprendes, Jacobo, que es preciso que salgas de aquí sin tardanza. La ocasión es admirable. Tenemos un navío á nuestra disposición. Mañana podemos darnos á la mar y esa es la salvación, la libertad y la rehabilitación. ¡Me vuelves loco! exclamó dolorosamente el penado.
Las hembras son más tímidas que los machos y están indefensas. Si se las daña, no saben más que llorar y agitarse dolorosamente lanzando miradas de desesperación.
La gracia de Perico Sosa hizo cambiar el burlesco llanto en homérica carcajada... Después, cada cual se puso a divertirse por su cuenta... Quienes jugaban a las damas en improvisados dameros, quienes conversaban fumando, quienes discutían, quienes tiraban bolillas de papel... Y, en tanto, monsieur Jaccotot seguía como una estatua, con la vista fija en el aire, acaso contemplando dolorosamente el pasado, el presente, el porvenir...
Se hacía lenguas de sus viajes y convocaba a toda la gente del claustro alto para que oyera a aquel hombre que iba de una parte a otro del mundo como si fuese su propia casa. En sus preguntas embrollaba dolorosamente la geografía; no reconociendo en ella más que una división: países de herejes y de cristianos.
¡Imposible! ¡Calla! No sabes lo que te dices. En ti sería una locura, en mí una infamia. Don Juan, sin dejarla seguir, preguntó dolorosamente: ¿Luego estás casada? Cristeta, en vez de contestar categóricamente, dejó caer los brazos rectos a lo largo del cuerpo, con ademán de profunda resignación, y sin desplegar los labios inclinó la cabeza sobre el pecho.
Vibró dolorosamente su cuerpo de pies a cabeza, próximo a estallar; le zumbó el cráneo cual si reventase; una mortal angustia contrajo su pecho... y cayó en un vacío lóbrego e interminable, con la inconsciencia del no ser.
Si escuchaba cerrarse una puerta con violencia, aquel golpe repercutía dolorosamente en su corazón: las bisagras se desencajaban, todos los pestillos se echaban a perder. En fin, con tal sobresalto vivía, que le acometió una pasión de ánimo y comenzó a decaer visiblemente. Un su amigo tan miserable como él, pero más vividor, le aconsejó que dejase la casa y se trasladase a otra.
Considerando el carácter de esa campaña contra nuestras instituciones del día, y dolorosamente impresionado por el mal grande que al progreso y tranquilidad de nosotros, filipinos, hace esa obra perturbadora de la calumnia, odio, desconfianza y pesimismo, creo de mi deber hablar cuando entiendo que se ha llegado al colmo con un documento que ha venido a mis manos.
Palabra del Dia
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