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Actualizado: 3 de julio de 2025
La cortesía, no obstante, obligábame a luchar con el maldito sueño, de lo que resultaba un estado semejante al que los médicos llaman coma vigil, un ver sin ver, transición de imagen a fantasma, un oír sin oír, mezcla de son y zumbido.
Enemigo irreconciliable de éste era el capellán D. Juan Vigil, director espiritual de los alumnos, maestro de doctrina cristiana, y catedrático de latinidad y retórica y poética. Es persona tan notable desde varios puntos de vista, que de ella nos ocuparemos con alguna detención más adelante.
En las fiebres del dominio del acónito, el estado de tension de los grandes vasos y del cerebro reacciona dolorosamente sobre el moral, dando lugar al delirio agudo con ideas fijas que subsisten á pesar de tener delante la realidad contraria, el coma vigil, la irritabilidad, la ansiedad y el temor de la muerte.
D. Miguel Vigil, párroco de Peñascosa, desde el año 25 de este siglo era uno de los hombres de peor genio de España, y no exageramos nada si decimos del globo terráqueo. Contaba a la sazón ochenta y dos años; era alto, seco, las facciones pronunciadas, las cejas espesas y juntas, los ojos pequeños y penetrantes.
Palabra del Dia
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