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Actualizado: 11 de mayo de 2025


¡Ah! ¿Vivís en palacio... con vuestro tío?... Me alegro... Y por lo visto vuestro tío es un buen tío; me ha dicho Casilda que habéis venido en carroza... y vuestro traje, vuestras alhajas, ¡oh, y qué hermoso y qué gentil y qué galán venís!... Cada día os amo más... y me alegro, me alegro de que vuestro riquísimo tío emplee sus doblones en vos con tanta magnificencia... prefiero que no me debáis nada... porque así sabré que me amáis por misma... no podré ofenderos en nada ni aun desconfiar de vos.

¿Quién me habrá robado mis doblones y mis diamantes? decia llorando Cunegunda; ¿cómo hemos de vivir? ¿qué hemos de hacer? ¿donde he de hallar inquisidores y Judíos que me den otros? ¡Ay! dixo la vieja, mucho me sospecho de un reverendo padre Franciscano que ayer durmió en Badajoz en nuestra posada.

Esa es la verdá; y vamos, Antón, á estimar la pareja, como el otro que dice, con equidá. Pos la pareja, Ogenio, por ser para ti..., la pareja; que, como ha dicho el señor, no tiene pero; la pareja, y que no vea la cara de Dios si te engaño; la pareja vale treinta doblones como dos cuartos. no quieres vender, Antón contesta con cierto desdén el atildado Ogenio.

Medrano tenía en Avila numerosas amistades; pero su más generoso camarada, ya fuera que se tratase de beber en compañía una bota de San Martín o de procurarse algunos doblones en un caso de apuro, era el portugués Diego Franco, campanero de la Iglesia Mayor, que habiendo trabajado de pelaire en Segovia, fue más tarde tamborilero en Brujas y en Amberes, de donde trajo su gran afición a las campanas.

¡Por los cuernos de Satanás! el sello de la aduana del Cielo nos cuesta más caro que la de Cádiz exclamó el maldito filósofo. ¡Cállate, miserable! dijo el fraile. Pero, reverendo, ¡dos doblones! Si es regalado, hijo mío. Ya se los cuesta al superior. Y la discusión iba a entablarse, cuando, de lo alto del sendero, acudió corriendo un hombre presa de la mayor agitación; era el pescador Pablo.

Ahora bien; esa miserable tenía celos de la reina... celos de Calderón... el tío Manolillo quiso matar á don Rodrigo, y para ello pidió á la reina los mil y quinientos doblones; cierto es que prometió rescatar las cartas, pero acaso si hubiera muerto ó herido á don Rodrigo, hubiera ido á llevar esas cartas á la Dorotea en vez de llevarlas á la reina.

Y el Alguacil despertó más temprano, con el alborozo de sus doblones, que había puesto debajo de las almohadas, y, metiendo la mano, no los halló; y levantándose a buscallos, se vió emparedado de carbón, y todos los aposentos de la casa de la misma suerte, porque no faltase lo que suele ser siempre del dinero que da el diablo , y tan sitiado desta mercadería, que fué necesario salir por una ventana que estaba junto al techo, y en saliendo, se le volvió todo el carbón ceniza; que si no fuera ansí, tomara después por partido dejar lo alguacil por carbonero, si fuera el carbón de la encina del infierno , que nunca se acaba, amén, Jesús.

Sea lo que quiera; pero oíd y atad cabos: ya os he dicho que el tío Manolillo me preguntó cuánto dinero se necesitaba para despachar una persona principal, y que yo le dije que mil quinientos doblones, que el tío Manolillo no los tenía; que la Dorotea cree que don Rodrigo Calderón tiene cartas de amores de la reina... que está celosa... recordad bien esto. , , lo recuerdo.

Por un doblón de dos caras se nos muestra alegre la triste del procurador y de todos los ministros de la muerte, que son arpías de nosotras las pobres gitanas, y más precian pelarnos y desollarnos a nosotras que a un salteador de caminos; jamás, por más rotas y desastradas que nos vean, nos tienen por pobres; que dicen que somos como los jubones de los gabachos de Belmonte: rotos y grasientos, y llenos de doblones.

En esotra celda, sobre un cofre lleno de doblones, cerrado con tres llaves, está sentado un rico avariento, que sin tener hijo ni pariente que le herede, se da muy mala vida, siendo esclavos de su dinero y no comiendo más que un pastel de a cuatro, ni cenando más que una ensalada de pepinos, y le sirve de cepo su misma riqueza.

Palabra del Dia

atormentada

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