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Actualizado: 1 de junio de 2025
No me mareo precisamente la dijo , y hasta creo que pescar es cosa divertida, y que dentro de la bahía no hay peligro ninguno en el balandro; pero no me siento bien allí, ni... vamos, ni con toda la tranquilidad que se necesita para que el placer resulte... ¡Ay, papá! exclamó Nieves con la más honda pena . ¡Y a mí que me gusta tanto!
Yo no respondo de que hubiese o no algo de exagerado en tales afirmaciones; pero como quiera que fuese, el boticario, aunque aborrecido de las damas, a lo que debía de contribuir su fealdad nada común, era persona divertida y hospitalaria. Ninguna noche faltaban en la tertulia de su casa ocho o diez tertulianos.
De aquí que la totalidad del cuadro, que parece, por su exactitud y realidad, una fotografía, y la viveza y verdad de los diálogos, que parecerían recogidos por el fonógrafo, si dicho artificio fuese apto para la selección, desechando lo impertinente, concurren a darnos una idea, muy agradable y divertida, así del lugar en que ocurren los sucesos que el novelista refiere, como de la mayoría de sus habitantes, ricos y pobres, grandes y pequeños.
Así, pues, apenas vio entrar a Beatriz: ¡Me parece, amiguita le dijo , que prolongas mucho tus lecciones con el señor Fabrice!... He tenido tiempo de leer casi la mitad de mi diario... me están llorando los ojos... ¡Vaya! ¡toma! estaba en la gacetilla... pero no, prefiero el folletín... veamos qué sucede al cabo a esa divertida duquesa... a quien el autor hace hablar como a una lavandera... ¡Bueno! ¡Vayamos, lee! ¡Principia!
Como el capellán se quedó parado al hacerle tan insidiosa pregunta, ocurrióseles a los cazadores que sería cosa muy divertida darle a Julián una escopeta y un perro y que intentase cazar algo. Quieras que no quieras, fue preciso conformarse. Se le destinó el Chonito, perdiguero infatigable, recastado, de hocico partido, el más ardiente y seguro de cuantos canes iban allí.
Adela, por otra parte, estaba demasiado bien educada para hacer caso de su marido. ¡La sociedad es tan divertida y los jóvenes tan amables! ¿Qué hace usted en un rigodón si le oprimen la mano? ¿Qué contesta usted si le repiten cien veces que es interesante? Si tiene usted visita todos los días, ¿cómo cierra usted sus puertas? Es forzoso abrirlas, y por lo regular de par en par.
Lo cierto es que mi abuelito el vizconde intervino graciosamente doña Inés debe haberse aburrido de lo lindo en su cuadro, habiendo llevado antes una vida tan divertida en Gascuña, en París y hasta en Toledo. ¿Os distraíais recordando vuestras aventuras? A veces, cuando no flechaba el corazón de la respetable matrona que tenía en frente repuso Guy, aludiendo a doña Brianda.
Yo grito: «¡Sal de ahí, adorado sarnifuguero!» Se baña, se fregotea durante una hora, se pone un traje de casa, y a la mesa, a cenar. Mientras cenamos me hace la crónica social de todos los ranchos, que suele ser tan divertida como la de los salones. La tragicomedia es la misma, como te he dicho; sólo cambian el medio, las formas y los trajes.
Tona respondió que sobraba con lo que había arrimado a la lumbre, siempre que cada cual comiera «como Dios mandaba»; y mi tío, mientras el hombrón recibía con carraspeos la condicional que la sirviente había echado hacia allá con los ojos, dio por rematada la historia y mandó que se tratara de otra más divertida.
Al cabo de algunos minutos, otra señora, menos vieja de aspecto, abre la puerta de un saloncito-estudio de apariencia muy divertida, porque se adivina que la dueña de la casa ha fabricado por sí misma todo el decorado: maderas quemadas, cueros estampados, estaños repujados, gredas adornadas y muebles de madera blanca pintados; encima de la chimenea, y en un marco espléndido, sonríe la fotografía del que fué dueño de la casa.
Palabra del Dia
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