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Actualizado: 1 de junio de 2025
El que se halla en el fondo de un precipicio, no puede tener otro deseo que el de salir y alejarse de él; y a usted, en la situación en que hoy se encuentra, se le puede servir de dos maneras: ayudándole a salir de ella, o trabajar para hacérsela soportable y hasta divertida. Ahora usted dirá de cuál de estos dos extremos se trata.
Ello es que la fiesta en la huerta fue apaciblemente divertida: se habló de flores, de frutos, de injertos, de plantaciones y de otras mil cosas relativas a la labranza, luciendo Pepita sus conocimientos agrónomos en competencia con mi padre, conmigo y con el señor vicario, que se queda con la boca abierta cada vez que habla Pepita, y jura que en los setenta y pico de años que tiene de edad, y en sus largas peregrinaciones, que le han hecho recorrer casi toda la Andalucía, no ha conocido mujer más discreta ni más atinada en cuanto piensa y dice.
Infiero yo de todo lo dicho y de lo que callo, porque no cabe en un artículo breve, que la historia es tan divertida como poco docente ó dígase que enseña poco. Enseña cómo fueron las cosas, pero no por qué fueron.
Porque Elena se metía a reformar hasta las habitaciones particulares de su marido y éste la dejaba hacer, feliz de verla tan divertida. Poco a poco, no obstante, aquel chorro de palabras se fue haciendo menos copioso. Su marido se lo hizo notar. ¿Tendría sueño por ventura?
¡Oh! Mariana dijo la linda inglesa. Pero la historia del peluquero es todavía más divertida replicó Mariana. ¡Oh! cuénteme la historia del peluquero... cuéntemela. Mariana titubeó un momento. No, mi cara Eva añadió Mariana riendo : ésta es realmente demasiado salpimentada. ¡Se lo ruego, querida mía!
Se agitó tanto, que tuvo que levantarse y ponerse a pasear. «Vaya que este mundo es una cosa divertida. Yo desgraciado; ella desgraciada, porque su marido es un ciego y desconoce la joya que posee.
Magdalena dijo dirigiéndose a mí, disminuya usted un poco sus relaciones con Francisca... Casi me dan ganas de hablar de esto con la señora de Sermet... Genoveva y yo le suplicamos que no lo hiciese. Francisca es buena en el fondo, muy amable y muy divertida. No comprendo que se sea tan severa con ella. La de Ribert es un poco dura...
Luego, riendo en voz baja, Materne añadió: No sabes, Juan Claudio, hace un momento, cuando miraba hacia Grand-Fontaine, la cosa tan divertida que he visto. ¿Qué, amigo mío?
Pensaban con regocijo en que al día siguiente se les preparaba otra excursión del mismo género, sin duda igualmente divertida: tocábales ver a las señoritas de Molende y a los señores de Limioso.
Palabra del Dia
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