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Actualizado: 6 de mayo de 2025


Venció Narváez mi fortuna trágica Y dióme libertad como magnánimo; Que no hay en toda el Asia, Europa y Africa, Caballero de tanta virtud y ánimo: Y así, aunque herido, aquella dulce mágica Que adoro como al sol, mi pusilánimo Aliento, desmayado y melancólico, Ha vuelto un Hétor o Alejandro argólico.

Dióme mil abrazos y otro pollo para , y yo fuíme con él adonde había dejado sus compañeros, e hice hacer en casa de un pastelero una cazuela, y comímelos con los demás criados. Supo el ama y don Diego la maraña, y toda la casa la celebró en extremo. El ama llegó tan al cabo de pena que por poco se muriera, y de enojo no estuvo a dos dedos a no tener por qué callar de decir mis sisas.

Volvíme a la posada y al pasar por la tripería pedí a una de aquellas mujeres, y diome un pedazo de uña de vaca con otras pocas de tripas cocidas. Cuando llegué a casa, ya el bueno de mi amo estaba en ella, doblada su capa y puesta en el poyo, y él paseándose por el patio. Como entro, vínose para . Pensé que me quería reñir la tardanza, mas mejor lo hizo Dios. Preguntóme venía.

Entramos en la posada todos tres juntos ya anochecido; mandamos aderezar la cena era viernes ; y entre tanto, el ermitaño dijo: "Entretengámonos un rato, que la ociosidad es madre de los vicios; juguemos Avemarias"; y dejó caer de la manga el descuadernado. Dióme a gran risa ver aquello, considerando en las cuentas.

Todos la quieren mucho a la señorita, que es hoy nuestra joven ama. Es muy buena con todos los sirvientes. Luego, como yo permaneciera silencioso, colocó preparada sobre la mesa mi luz, me hizo un saludo y diome las buenas noches.

Mas por no ser prolijo dejo de contar muchas cosas, así graciosas como de notar, que con este mi primer amo me acaecieron, y quiero decir el despidiente y con él acabar. Estábamos en Escalona, villa del duque della, en un mesón, y dióme un pedazo de longaniza que la asase.

Y volviendosela le dixe: estando yo en Valladolid llevaron una carta á mi casa para , con un real de porte: recibióla y pagó el porte una sobrina mia, que nunca ella le pagára; pero dióme por disculpa, que muchas veces me havia oido decir que en tres cosas era bien gastado el dinero: en dar limosna, en pagar al buen medico, y en el porte de las cartas ora sean de amigos, ó de enemigos, que las de los amigos avisan, y de las de los enemigos se puede tomar algun indicio de sus pensamientos.

"El hombre me habló désta manera:" "Doncella, pues que á Dios con pecho llano Adóras, determina estar entera En tu virginidad, que el Soberano De ti se acordará en la hora postrera." "Diciendo esto tendió su diestra mano, Y dióme aquesto cruz, de quien yo creo, Que es don de mi descanso y mi deseo."

Pero eso no prueba nada. Tenéis razón; eso no probaría nada si, después de no haber podido entrar tampoco el duque de Pastrana, ni el de Uceda, á pesar de su oficio de gentileshombres de la cámara del rey, no hubiese salido el duque de Lerma tan risueño y alegre que parecía decir á todo el mundo: ya no tengo enemigos... Dióme lástima, porque en mismo tiene el mayor enemigo Lerma.

Encareciéronme tanto la vida de la farándula, y yo, que tenía necesidad de arrimo, concertéme por dos años con el autor; hícele escritura de estar con él, y dióme mi ración y representaciones, y con tanto llegamos a Toledo. Diéronme que estudiase tres o cuatro loas, y papeles de barba, que los acomodaba bien con mi voz.

Palabra del Dia

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