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Actualizado: 28 de junio de 2025
¿Y por qué hemos de callar? veamos: ¿qué tenéis vos que echarme en cara, como no sea el no hacer caso de vos, por impertinente? Si como sois de desvergonzada, fuérais de hermosa y discreta, seríais un prodigio. Como vos, si no fuérais grosero y mal nacido. ¡Vive Dios, doña perdida exclamó don Bernardino todo fuera de sí , que me la habéis de pagar!
Y Fernandito, con resignada sonrisa, contestó: El vol-au-vent de codornices... Siempre se me indigesta. ¿Sabes? ¡Pues ya lo creo que lo sé, polaina!... Por eso tomo yo siempre vol-au-vent de sopa de ajo replicó Diógenes. Y cediendo a su instinto natural de desvergonzada capigorronería, añadió: Oye... ¿Y quién me lleva a mí luego en su coche, tú o Jacobo?
Vamos a ver, hipócrita, cobarde, ¿cuánto dinero os ha dado Federico para traicionarme? ¡Hasta dónde puede llegar la falsedad! La señora es modesta, instruída, reservada; hay que medir las palabras con ella, ¡es tan sensible!... ¡Y esta miserable ladrona vende el honor de mi casa, por dinero! ¡Sí, sí! Atreveos a disculparos; sois una desvergonzada; pero vos misma habéis caído en vuestra celada.
Cuando supo que el elegido era el conde de Sorege, bromeó diciendo: Son tal para cual... ¡Un hipócrita con una desvergonzada! ¡Qué dichoso cruzamiento! En los días en que Tragomer y Marenval estaban preparando su viaje, fueron invitados á comer en casa de la señora de Weller y se encontraron allí con Harvey, su hija y su futuro yerno.
Hablaba con el desgarro peculiar a la chula de Madrid, acentuando cada sílaba de un modo tan insolente que D. Laureano, avergonzado, no pudo menos de salir por su dignidad. ¡Niña, niña, cuidado con la lengua! Mira que te puede costar un disgusto. ¿A mí? ¡Ja, ja! ¡Qué infeliz eres! ¡A ti, sí, desvergonzada! profirió colérico el tenorio avanzando hacia ella con ademán amenazador.
El doctor hizo coro con ella y la anciana condesa lamentó altamente no haber estado allí para arrojar a aquella desvergonzada a la puerta o al mar; el mar era una de las puertas del jardín. Pero don Diego, en lugar de unirse a las protestas de toda la familia, se aplicó a calmar ánimos y a vendar heridas.
Señora dijo Rafael , es que a la ambición le ha entrado la manía general de nobleza. Tía exclamó Rita , si nos metemos en la política, y os ponéis a repetir las sentencias de mi tío, os advierto que don Federico va a caer en esa quisicosa alemana, Rafael en el spleen inglés y Gracia y yo en el ennui francés. ¡Desvergonzada! dijo su tía.
Para entonces, ¿quién sabe si se habrán modificado sus ideas? Después de esta afirmación, que considero atrevida y un poco desvergonzada, nos habla de sus sentimientos honrados, de su respeto a la autoridad paterna y de otra porción de cosas por el estilo, que son en su boca risibles.
Descuide usted, amigo, que ya la enmendaremos dijo María de la Paz Jesús. Bien se comprende esa desenvoltura ... las muchachas del día dijo Salomé quitándose los espejuelos, son todas así. Y ya ... como esa Clarita no tiene mala cara ... si ... una carilla así ... desvergonzada y graciosilla ... pues ... aquello no es hermosura.
Andad con Dios, y mucho de enhoramala, y no paréis en toda esta ínsula ni en seis leguas a la redonda, so pena de docientos azotes. ¡Andad luego digo, churrillera, desvergonzada y embaidora!
Palabra del Dia
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