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Actualizado: 1 de junio de 2025
¿Qué te pasa, hija? ¿Por qué lloras? Déjame, ama, déjame contestó doña Beatriz . Soy la más desventurada de las mujeres. El ama Teresa insistió en vano en idénticas o semejantes preguntas. Beatriz no le contestaba sino rogándole que la dejase. Cansada, pues, y hasta algo picada de aquel sigilo con que de ella se recataba Beatriz, el ama Teresa se salió de la sala y se fué al cuarto de Inesita.
Don Modesto se puso muy erguido; tomó en su mano un pliego cuidadosamente doblado y sellado, apretó lo más que pudo al cuerpo el brazo, bajo el cual se hallaba la desventurada rotura, y presentándose ante el magnate, le saludó respetuosamente, colocándose en la estricta posición de ordenanza.
Cuervo, que no hay más que cuatro o cinco autores españoles cuyas obras se lean en América con gusto y provecho, que allí la vida intelectual se deriva de otras fuentes; pero si esto es así, si en España no hay más que cuatro o cinco autores, y si para vivir vida intelectual tenemos que recibirla de Francia, tan amenazado como en aquellas repúblicas está el castellano en esta desventurada y estéril metrópoli, donde sólo Dios sabe qué lengua hablaremos, o si dejaremos de hablar ya que nada propio y no venido de París tenemos que decir en ninguna habla.
Miraba de vez en cuando al cielo, y de vez en cuando á la tierra, para ver, ya las estrellas, ya los simones. Alejo estudiaba abogacía, lo cual le aburría mucho, y no tenía más distracción que asomarse al ventanillo de su tugurio. ¿Describiré la habitación de esta desventurada excrecencia de la sociedad? Sí: voy á describirla.
Cuando pocos años despues su hijo el célebre Cárlos V tomó las riendas del gobierno de España, por la habitual imposibilidad de su madre, observó el mismo método, ora porque asi lo dispusieron en varios Estamentos del reino, ora porque ella era la soberana en realidad y ora por respeto y atencion, como lo hizo conocer al renunciar los estados en su hijo Felipe, al cual pedia encarecidamente hiciese conservar ileso el nombre de su desventurada abuela al frente de los negocios públicos, para no causarla descontento.
Por la saña del Egipcio, y los reiterados perdones que le pedia la dama, coligió que él era zeloso y ella infiel; pero habiendo contemplado á la muger, que era una beldad peregrina, y que ademas se parecia algo á la desventurada Astarte, se sintió movido de compasion en favor de ella, y de horror contra el Egipcio.
Aquellas armonías, los recuerdos de Colombia que me hacian evocar, esas caras varoniles, de barba negra y crespa, llenas de la melancolía del proscrito y de la del artista, el efecto de la iluminacion sobre el inmenso grupo de espectadores, y sobre todo, la profunda emocion con que el concierto me hacia pensar en la desventurada y noble Italia, cuyos hijos sufrían la esclavitud, el calabozo ó la proscripcion, sin perder nunca la esperanza de la libertad y la independencia: todo eso contribuyó á dejar en mi alma un sentimiento de indefinible pesar que no he olvidado nunca.
¡Misericordia! exclamó el pobre Papa alzando los ojos. ¿Es que se ha vuelto loca? ¡Pero, si se va a matar! ¿Quieres bajarte, desventurada?... ¡Cáspita! Lo que es ella no hubiera deseado otra cosa sino bajarse... Pero, ¿por dónde?
Un año largo languidece la desventurada en su prisión, al cabo del cual recobra su libertad y emprende una peregrinación á Santiago. A su regreso llega á la aldea, en donde viven sus hijos, y los abraza derramando copiosas lágrimas. El Príncipe, mientras tanto, aunque convencido de su infidelidad, la ama, sin embargo, y rehusa obstinadamente casarse con la Princesa.
Yo te haré una taza de té. ¡Y para qué quiero yo té, desventurada!... dijo el otro en un tono tan descompuesto, que a Jacinta se le saltaron las lágrimas . ¡Té...!, lo que quiero es tu perdón, el perdón de la humanidad, a quien he ofendido, a quien he ultrajado y pisoteado.
Palabra del Dia
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