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Pero andaban, a la sazón, mis pensamientos tan a flor de tierra, que no se me ocurrió elevar una súplica al único juez que podía fallar en justicia el pleito que me desvelada. »En estas idas y venidas, cuidaba mucho de no encontrarme con gentes conocidas, o de fingir que no las había visto, si el encuentro era inevitable. ¡Y cuántas de ellas vi!

Por su parte, Coca hizo, al tratarlo, el más amargo de los descubrimientos... Descubrió que su sincero cariño a Vázquez no era verdaderamente amor... ¿Cómo pudo descubrir tal cosa? ¡He ahí un punto negro que ella no pudo resolver por más que, nerviosa y desvelada, pensara en él la noche entera! Y esta vez no se atrevió a consultar con Laura, que dormía el sueño de los justos...

Marta hablaba del ideal, de todos los ideales; pero se las arreglaba de manera que en su disertación se mezclaban, por vía de incidentes, descripciones autobiográficas que se referían casi siempre al acto solemne de mudarse ella de ropa, o a estar en su lecho, medio dormida.... desvelada.... Ello es que Nepomuceno supo aquella noche, v. gr., que aquella señorita había leído una cosa que se llamaba la Dramaturgia de Hamburgo, de Lessing, y que, tanto como el autor del Laoconte, le gustaban a ella las medias muy ceñidas, atadas sobre las rodillas y de color gris perla.

Estoy desvelada pensando en esa... Valiente mocosa se nos ha posado encima. Quia, quia, mujer. Es una huérfana... ¿Es mi casa hospicio? Nos va a arruinar esa... Dios me perdone el mal juicio; pero creo que acabará mal tu dichosa ahijadita. No le gusta trabajar, no hace más que emperifollarse, escribir cartas, pasear y lavarse.

Canamor es el héroe de un libro de caballerías: La historia del rey Canamor y del infante Turián, su hijo, y de las grandes aventuras que huvieron. han en plural por la doble designación del sujeto de la oración: mi señora y tu hermana. Yo lo estoy, desvelada, de desvelos. V. nota al verso 1947 de El Remedio en la desdicha. Comp.

Cuando quería dormir se extendía en aquella misma butaca, y apoyada en varios almohadones, lograba conciliar el sueño. Una lámpara muy lujosa, llevada de Madrid, iluminaba el gabinete, mientras Clotilde estaba desvelada, encendiéndose en su lugar, cuando quería dormir, una bujía puesta en el suelo y tapada con una manta colgada entre dos sillas.

Juanita siguió guardando silencio, sin decirle nada de lo ocurrido. Aquella noche estuvo Juanita inquieta y desvelada.

A veces Rosalía estaba desvelada e inquieta hasta muy tarde, envidiando el dulcísimo descanso de aquel bendito, que reposaba sobre su conciencia blanda como un ángel sobre las nubes de la Gloria. La ingeniosa dama no hallaba blanduras semejantes, sino algo duro y con picos que la tenía en desasosiego toda la noche.

Hubiera usted hablado antes... Bastante he hablado, picarilla... Pero no como hoy, nunca me dijo usted que era un desaire que yo le hacía y que ya sabían estas señoras el negarme a venir.... ¡Llovía tanto!... Ya sabe usted que a la humedad me mata, la calle mojada me horroriza.... Yo estoy enferma... , señor, a pesar de estos colores y de esta carne, como dice don Robustiano, estoy enferma; a veces se me figura que soy por dentro un montón de arena que se desmorona.... No cómo explicarlo... siento grietas en la vida... me divido dentro de ... me achico, me anulo.... Si usted me viera por dentro me tendría lástima.... Pero, a pesar de todo eso, si usted me hubiese hablado como hoy antes, hubiese venido aunque fuera a nado. , don Fermín, yo seré cualquier cosa, pero no desagradecida. Yo lo que debo a usted, y que nunca podré pagárselo. Una voz, una voz en el desierto solitario en que yo vivía, no puede usted figurarse lo que valía para ... y la voz de usted vino tan a tiempo.... Yo no he tenido madre, viví como usted sabe... no ser buena; tiene usted razón, no quiero la virtud sino es pura poesía, y la poesía de la virtud parece prosa al que no es virtuoso... ya lo ... Por eso quiero que usted me guíe.... Vendré a esta casa, imitaré a estas señoras, me ocuparé con la tarea que ellas me impongan.... Haré todo lo que usted manda; no ya por sumisión, por egoísmo, porque está visto que no disponer de ; prefiero que me mande usted.... Yo quiero volver a ser una niña, empezar mi educación, ser algo de una vez, seguir siempre un impulso, no ir y venir como ahora.... Y además necesito curarme; a veces temo volverme loca.... Ya se lo he dicho a usted; hay noches que, desvelada en la cama, procuro alejar las ideas tristes pensando en Dios, en su presencia. «Si

Había que emplear una ficción moral como tributo a la moral misma y en prueba de la importancia que debemos dar a la forma en todas nuestras acciones. Fortunata estuvo muy desvelada aquella noche. Lloraba a ratos como una Magdalena, y poníase luego a recordar cuanto le dijo el padre Pintado y el remedio de la devoción a la Santísima Virgen.