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Actualizado: 3 de junio de 2025
Dale la mano siguió diciendo mi tío ; tiene la cara franca, y aunque no le conozco apenas, creo que puedes fiarte de él. Sí, yo también lo creo dije yo. La muchacha miraba a su padre y me miraba a mí con honda amargura. Alargó su mano, pequeña y callosa, que estreché un momento en la mía.
Dale Oribe lo que Paz pide, y tres años van corriendo desde aquel día de consternación para Montevideo.
Don Santiago, vencido por la impaciencia, levantose del sillón, y por encima del hombro de su mujer se puso a contemplar también el retrato. Y así se estuvieron un par de minutos sin decir palabra: la Esfinge, con su ceño indescifrable; su marido, con la boca desplegada y los ojos muy abiertos, y Ángel mirando al uno y a la otra, temblándole las piernas y con el corazón dale que dale.
Fanales suspendidos en la altura, alborada magnífica de Mayo rival eterna de la noche obscura, préstame de tu luz vívido rayo. Envuelta en densa bruma no sabe a donde va la mente inquieta; dale tu luz al alma del poeta, tus tintas a su pluma. Cantar quiero a María Inmaculada, aquel primer momento en que al surgir de la impalpable nada, tuvo lugar el sin igual portento.
«Esta pobre Milagros no sabe lo que nos pasa... dijo Rosalía rompiendo la carta . La pobre me suplica que no falte esta noche. Hijo, vete un momento allá y dale cuenta de esta desgracia... Mira, al regreso te pasas por casa de Pez y enteras también a Carolina... ¡Ah!, ella tiene la culpa, con sus obras de pelo. ¡Qué esperpento de mujer!...».
Pues, señor, nos poníamos los tres al anochecer de los domingos del verano, después de nuestra partida de jito, á la puerta del balcón, y dale que le das á los instrumentos, llegábamos á reunir en la calle una romería.
Dale ese sí: que le oiga de tu boca y será el más feliz de los mortales. ¿Y cuándo? ¿Y de qué suerte? No: no le digas nada. Tengo vergüenza. Cállate; cállate por piedad. Que se vaya y me deje tranquila en mi retiro. Ea, mujer, no seas desatinada. ¿Cómo se ha de ir sin contestación, después del paso que ha dado?
Pues señá de la media almendra, voy a mandar hacer el ataúd y después a matar a Medianoche, brindándoselo a Lucía del Salto, que se pondrá poco hueca en gracia de Dios. ¡Dale con esa mujer! exclamó María, incorporándose con un gesto de rabia . ¿No dicen que se iba con un inglés?
Le pregunto si se acusa de alguna falta y dice que eso no. ¿Pues entonces? y sin embargo, dale que dale. En fin, yo no sirvo para estas cosas. A usted se la entrego. Ella, en cuanto le indiqué la conveniencia de confesar con usted aceptó, comprendiendo que yo no daba más de mí. No doy, no.
El enamorado Jacinto llega á tu presencia y con voz apagada te pide el escapulario. Entonces, empujando á Maripepa que iba á tu lado, le dices: «Dale el tuyo, querida, que el mío ya lleva sobrados besos». Jacinto se ve obligado á besar el escapulario de la horrible coja, mientras tú ríes malignamente. La romería del Carmen.
Palabra del Dia
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