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Actualizado: 8 de mayo de 2025
Estoy ya tan cursado en esta historia En males infortunios y descuentos, Que aquello que tuviera otro por gloria, Tratar del enemigo y sus lamentos, No daba tanto gusto á mi memoria; Y así me parecía los acentos Faltaban por tratar yo de alegría, Por dó vuelvo
-Bien parece -respondió don Quijote- que no estás cursado en esto de las aventuras: ellos son gigantes; y si tienes miedo, quítate de ahí, y ponte en oración en el espacio que yo voy a entrar con ellos en fiera y desigual batalla.
Infiero yo de aquí que no reflexionan derechamente los que, llenos de terror de que haya tanto letrado en España, dicen que deben dificultarse las carreras a fin de que muchos tomen oficio o se empleen en más humildes menesteres; porque nuestras aficiones hidalgas o señoriles no lo consentirán nunca; y, si el que estudia algo, aunque sea poco, se convierte hoy en autor, cuando no estudie nada, y no espere regalo y favor de las musas, como ya hacen muchos que no han cursado en las Universidades, se convertirá en hacendista, y las cosas empeorarán.
como recordó, andando el tiempo, el autor de Reinar después de morir era hijo de Alonso Rodríguez Vélez y de doña Isabel de Dueñas, y se llamó indistintamente Diego de Dueñas y Diego Rodríguez de Dueñas mientras fué estudiante. Para graduarse de bachiller en Leyes en la Universidad de Sevilla (22 de septiembre de 1570), presentó los siguientes recaudos: casi seis meses que en la dicha facultad había cursado en Salamanca por los años de 1563, 64 y 65; dos cursos más, oídos en Sevilla, el último, desde 1.º de mayo de 1568 hasta 7 de mayo de 1569, y cinco lecciones de leyes que había leído. (Archivo universitario de Sevilla, libro 1.º de Diligencias y colaciones de grados menores, desde 1570 hasta 1574.) Este sujeto es, como columbré diez años ha, el mismo lincenciado Dueñas, poeta más que razonable, autor de once de las composiciones coleccionadas en Méjico, en 1577, bajo el título de Flores de varia poesía (Biblioteca Nacional de Madrid, Ms. 2973), y el mismo a quien se refirió el licenciado Francisco Pacheco, jerezano como él, en su interesante composición intitulada La sátira apologética en defensa del divino Dueñas, escrita en 1569, anotada por mí y publicada en la Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos (1907-1908). Trasladado a
Vengo á traer á mi tío el cocinero una carta de mi tío el arcipreste. ¡Ah! ¿y de dónde venís...! De Navalcarnero. ¿Y nunca habéis salido de esa villa? Sí, por cierto, señora. He cursado en la Universidad de Alcalá. ¡Ah! ¡ya decía yo! ¿Y qué decíais vos? Que no érais novicio. ¡Estudiante! ¡ya! Y estudiante de teología. ¿Y ordenado? No por cierto.
Inmenso fue el asombro del Vizconde cuando reconoció en aquella dama a su excelente amiga Rafaela la generosa, bellísima como en el Retiro de Camoens, elegantísima y no menos bella que en Río de Janeiro, pero perfeccionada, refinada y elevada a un grado supremo de cultura, gracias a los muchos años que en la sabia escuela de París había cursado.
Sólo tres jóvenes se están educando fuera de la provincia. Sólo hay un médico sanjuanino. No hay tres jóvenes que sepan el inglés, ni cuatro que hablen el francés. Uno sólo hay que ha cursado matemáticas. Un solo joven hay que posee una instrucción digna de un pueblo culto, el señor Rawson, distinguido ya por sus talentos extraordinarios.
Uno de estos, como para apagar un poco tanto entusiasmo, preguntó al examinando dónde había cursado los primeros años de latin. En San Juan de Letran, Padre, contestó Basilio. ¡Ya! en latin no está mal, observó entonces medio sonriendo el dominico. Por aficion y por caracter escogió la Medicina; Cpn.
En este número se contaba doña Beatriz, la cual, sobre su innato despejo, si bien no había cursado en ninguna universidad, tenía cierto saber adquirido en la conversación frecuente de su marido don Braulio, quien gozaba fama de sujeto muy ilustrado, aunque sólo tuviese 3.000 pesetas anuales de sueldo.
Alto allá dijo para sí el soldado ; esto que suena es arpa, y quien la toca, fuera de ser de los diestros, ha cursado mucho por los castillos y torres góticas de Alemania. Entretanto, cesando de sonar sola y señera el arpa, sus tonos llegaron de nuevo a la fiesta, casados con las razones de esta. ¡Ay de mí! ¡Ay de mí, dulce tesoro! Por ti solo, a quien adoro, dejo, sí, gloria, lid, clarín sonoro.
Palabra del Dia
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