Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 6 de mayo de 2025
¿Si te habrás figurado tú, que por ser méica dejas de ser Gaviota repuso Momo , y que por estar recompuesta estás bonita? Sí, ¡bonita estás con ese vestido blanco! Si te pusieras un gorro colorado, parecerías un fósforo. Y en seguida se puso a cantar con destemplada voz: Eres blanca como el cuervo, y bonita como el hambre, coloráa como la cera, y gorda como el alambre.
Sobre la duración del habla castellana con motivo de algunas frases del Sr. Cuervo. A Dios gracias yo soy por naturaleza poco inclinado a la melancolía y al desaliento. Hasta en las circunstancias más tristes procuro hallar algo que me traiga esperanza y consuelo.
Mira, esta noche le voy a sentar junto a ti, a ver, si después de la cena se atreve a decírtelo.... Pregúntaselo tú misma.... ¡Visitación! tú estás loca.... Ja, ja, ja... ahí le tienes... ahí le tienes.... Ya me contarás.... La de Olías de Cuervo soltó el brazo de Ana y desapareció entre los grupos que dificultaban el tránsito por el salón estrecho.
No había subido al pueblo, nadie había venido a visitarla ni aun sus mismos parientes, acaso porque no supieran que estaba allí. Sin embargo, aquella excitación placentera que acude siempre en toda convalecencia como una resurrección de la vida comenzaba a ceder. El cuervo de la soledad y el desconsuelo comenzaba a batir ya las alas negras sobre su frente.
Al pasar junto a Rafael, este le dijo al oído, aplicando las palabras de la fábula del cuervo de De la Fontaine: Si el gorjeo es como la pluma, es el fénix de estas selvas. ¡Cuánto tenemos que agradeceros dijo la condesa a María vuestra bondad en venir a satisfacer el deseo que teníamos de oíros! ¡El duque os ha celebrado tanto!
¿Eres tú, grandísimo pícaro, el que me has quitado el sueño? dijo el gigante, comiéndoselo con los ojos que parecían llamas. Yo soy, amigo, yo soy, que vengo a que seas criado mío. Con la punta del dedo te voy a echar allá arriba en el nido del cuervo, para que te saque los ojos, en castigo de haber entrado sin licencia en mi bosque.
A veces, en el pináculo de un botarel alzábase algún avechucho negro e inmóvil como un inesperado remate arquitectónico. Era un cuervo que se alisaba las alas con el pico y permanecía horas enteras al sol: la gente lo veía desde abajo del tamaño de una mosca. Las bóvedas causaban en Gabriel una impresión de extrañeza. Nadie podía adivinar la existencia de aquel mundo en lo alto del templo.
De pie, al borde del terraplén, de espaldas al abismo, parecía ser aquel su lugar natural, y el cuervo, dando vueltas a uno y otro lado, no conseguía alterarle. Yégof levantó el cetro, frunció las cejas y exclamó: ¡Hullin! Por segunda vez te reitero mi petición y tú por segunda vez la rechazas. Volveré a hacértela por última vez, ¿lo oyes?, por última vez. Después... ¡que se cumpla el destino!
Había escrito por su temperamento de novelista, como canta el ruiseñor en el bosque, o croa la rana en el pantano. No pensó que su canto pudiera despertar los celos del cuervo. No pensó que su croar interrumpiese el sueño del sapo.
Hase dicho, sin embargo, que no hay hombre grande para su ayuda de cámara, y no se libraba el gran Robinsón de esta ley general de las ilustres celebridades. Consistía, pues, una de sus secretas flaquezas en teñirse cuidadosamente la barba, blanca ya por completo, para ponerla al nivel de su todavía abundante cabellera, que se conservaba negra como las alas del cuervo.
Palabra del Dia
Otros Mirando