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Actualizado: 30 de junio de 2025


Si alguna muger tenia la desgracia de malparir, sus deudos y todos los habitantes de la aldea conspiraban cruelmente contra la infeliz para arrojarla al rio, y ahogarla sin misericordia, persuadidos de que si así no lo hacian, se verian todos ellos atacados de disenteria: por lo tanto, la pobre muger, á quien tal accidente llegaba á suceder, se veia en la precision de ponerse inmediatamente en salvo, yendo á buscar en otra parte la conservacion de una existencia amagada por sus mismos parientes.

Pasaba todo el día en casa, huyendo de la gente, en un rincón del huertecillo, triste y descuidado desde la muerte de la niña. «¿En qué piensas, Antonio?», le preguntaba. «Papá, pienso en AnitaEl pobre me engañaba. Pensaba en él, en lo cruelmente que nos habíamos equivocado, creyéndonos por una temporada iguales a los demás, y cometiendo la insolencia de querer ser felices.

Hay en Francia familias como ésta, muchas, muchas más de lo que se cree; nuestro país se ve calumniado cruelmente por ciertos novelistas que hacen de él pinturas violentas y exageradas. Verdad es que la historia de la gente buena es con frecuencia monótona o dolorosa, como lo prueba esta narración. El dolor de Juan fue un dolor de hombre. Durante largo tiempo permaneció triste y silencioso.

Las cárceles del castillo de Triana estaban repletas de infelices presos que aguardaban la muerte más ó menos próxima, siendo muchas también las mujeres que allí gemían en los lóbregos calabozos, y las cuales, sin consideración alguna y contra todo sentimiento de humanidad, eran tratadas cruelmente por los negros carceleros.

En cambio yo, solo sobre esta tierra miserable, reúno en todas las miserias de la humanidad, y todo lo que puede constituir un encanto o un alivio, me está cruelmente prohibido. Mis más dulces afectos se han convertido en tormentos insoportables, y el mismo aire que respiro se envenena en mis labios desde que Dios me ha desheredado de su Providencia. 10 de septiembre.

¡Fuego! ¡Fuego! Sus voces se perdían, levantando el eco inútil de las ruinas y los cementerios. Su padre sonrió cruelmente. En vano llamaba. La huerta era sorda para ellos. Dentro de las blancas barracas había ojos que atisbaban curiosos por las rendijas, tal vez bocas que reían con un gozo infernal, pero ni una voz que dijera: «¡Aquí estoy

Y vacilando así entre una débil esperanza y una angustiosa ansiedad, la pobre Marta alzaba los ojos al cielo y se dolía de la suerte que la amenazaba tan cruelmente, en el momento mismo en que estaba cerca de descubrir el secreto de sus enemigos.

La causa de haber perseguido tan obstinada i cruelmente á los hebreos el rei Sisebuto, segun aseguran buenos autores, fue una carta de Heraclio: emperador que habiéndose dado á la astrologia judiciaria i á querer por medio de artes supersticiosas entender todo lo por venir, llegó á hacerse gran agorero i amigo de pronósticos; i sabiendo por uno de estos que habia de ser destronado i violentamente muerto por gentes circuncidadas, imaginó estorbar su destronamiento i muerte con traer de fuerza ó de grado á la religion cristiana á todos los judíos que vivian en sus tierras; i no solo á estos sino á los demás que vivian derramados por el orbe; empresa para la cual incitó á todos los reyes sus amigos ó aliados.

Le juro que es así. Mi padre es el viejo Smith, el viejo Bumero Smith, éste es mi padre. Soy Melisa Smith y me vengo a la escuela. ¡Bueno! ¿Y qué? dijo el maestro. Acostumbrada a ser contrariada y a que se la opusieran a menudo, porque y cruelmente, y sin otro fin que el de excitar los vivos impulsos de su naturaleza, la tranquilidad del maestro la sorprendió en gran manera.

Silas se arrodilló junto con sus hermanos, contando con la intervención directa de la divinidad para probar su inocencia; pero sintiendo que, a pesar de todo, tendría que sufrir aflicciones y dolores, y que su confianza en la humanidad acababa de ser cruelmente herida. La suerte declaró que Silas Marner era culpable.

Palabra del Dia

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