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Actualizado: 14 de mayo de 2025
Le aseguro por mi honor, que me ultraja. Tenga á bien reflexionarlo. Sus suposiciones no reposan sobre ninguna verosimilitud. Yo no he podido preparar de ninguna manera la perfidia de que me acusa, y sobre todo, aunque lo hubiera podido, ¿cuándo le he dado el derecho de creerme capaz de ello? Todo cuanto sé de usted me da ese derecho exclamó cortando el aire con su látigo.
Cada vez más triste y confuso, Mario se levantó al fin y se despidió fríamente. Godofredo le acompañó hasta la puerta de la escalera. Puedes creerme, Mario; me ha costado muchas lágrimas el obedecerle. Si no fuese por el cumplimiento de mi deber, jamás hubiera renunciado a la dicha de contraer matrimonio con tu cuñada.
Capitán, si usted quiere creerme dijo Alvarez, persignándose , enviémosles una andanada y viremos en redondo; porque veo el fuego de San Telmo que revolotea en su popa, y ¡por la Virgen! no se está bien aquí. ¡Esto es demasiado! exclamó Massareo . ¡San Pablo, rogad por nosotros! ¡Vamos! ¡por la gracia de Dios! Artilleros, a vuestras piezas; armad vuestras baterías. Bien. Haced la señal de la cruz.
Caminaba bajo los árboles, hablando sólo y haciendo involuntariamente ademanes propios de un hombre largo tiempo encadenado que rompe las cadenas: ¡Cómo! pensaba. ¿Y no ha de saber siquiera que la he amado? ¿ha de ignorar que por causa de ella he gastado mi vida, sacrificado todo, hasta la dicha inocente, de hacerle ver lo que he realizado para su reposo? ¿Creerá que he pasado junto a ella sin verla, que nuestras existencias han corrido paralelas sin confundirse ni tocarse siquiera, ni más ni menos que dos indiferentes arroyos? ¿Y el día que le diga «sabe usted, Magdalena, que la he amado mucho»? Me replicará: ¿Es posible?... Y ya no estará en la edad en que hubiera podido creerme.
Y metiéndose la uña del pulgar entre los dientes, tiraba con fuerza, produciendo un chasquido. De seguro que ella es la que te envía aquí. No, tío; puede usted creerme. Vengo por mi propia voluntad. Pues entonces dijo sonriendo el ladino viejo es que ella te ha pedido a ti el dinero, y vienes a ver si lo saco yo. Enrojecióse el rostro de Juanito al ver que su tío adivinaba en parte la verdad.
Le afirmo que conseguiré restablecer nuestro crédito y reponer nuestra casa al estado en que se hallaba, gracias a la fabricación a bajo precio que hemos iniciado. Le suplico cese de atormentarse; estoy seguro del porvenir. Usted debe creerme puesto que yo se lo afirmo; ¿podría yo engañarlo? Los modelos que he hecho fabricar rápidamente, han gustado.
Bien puedes creerme, Paca, no hay tío más desalmao ni más hereje. El otro día, seis duros tristes que tenía apartados para hacer unos vestiditos á los niños, me los quitó y se fué con ellos cantando á la taberna y no vino en dos días á casa... Pues no parece... ¡Anda! ¡Ya lo creo que no parece! ¡Como que el que lo ve le apetece cogerlo y ponerlo en el altar de San José en lugar del santo!
Conservaría un sentimiento indeleble, al mismo tiempo de creerme obligada por su clemencia. Renuncio a esa doble carga. ¿Entonces? pregunté anhelante de emoción. También ella estaba conmovida, y en sus ojos brillaban las lágrimas. Su voz se debilitó y me dijo muy bajo: Creo que nos hemos engañado... No soy yo la mujer que le conviene a usted... y acaso no es usted tampoco como yo había creído...
No me mueve vanidad alguna; no quiero creerme superior a ningún otro hombre. El poder de mi fe, la constancia de que me siento capaz, todo, después del favor y de la gracia de Dios, se lo debo a la atinada educación, a la santa enseñanza y al buen ejemplo de Vd., mi querido tío.
Te lo digo yo, Marmitón de los demonios, aunque me pegues añadió encarándose con el gigante ; te lo digo yo, ¡cuartajo!, yo, que tengo buenas pruebas de ser verdad: y te lo digo con el alma y vida. Si quieres creerme, me crees, y si no, peor para ti. ¿No es así, Cura?
Palabra del Dia
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