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Actualizado: 1 de junio de 2025


La práctica, dixo el oficial, es dar un abrazo al rey, y besarle en ámbas mexillas. Abalanzáronse pues Candido y Cacambo al cuello de Su Magestad, el qual correspondió con la mayor afabilidad, y los convidó cortesmente á cenar.

Lo primero que vio a la puerta fue a Artegui, contemplando con interés la gótica forma de la portada. Ya he puesto cantidad de telegramas a las diversas estaciones, señora dijo descubriéndose cortésmente al verla . En especial a la más importante, Miranda de Ebro. Me he tomado la libertad de firmar con su nombre de usted.

Babur quiso tomarle a su servicio, pero Morsamor se excusó cortésmente, alegando su honda melancolía y afirmando que su destino le llamaba por muy distinta senda y que él no podía menos de acudir a su misteriosa vocación y de cumplir las órdenes del destino.

Y volviéndose a sus tertulios, les dijo: Con permiso, caballeros, no tardaré en volver, y que don Narciso juegue por . ¡Es vida muy aporreada la que llevo, y no se la doy a mi mayor enemigo! Y don José Antonio se dirigió al estudio, que estaba situado en el patio de la casa. Esperábalo allí un embozado que, al presentarse Areche, se descubrió y dijo cortésmente: Buenas y santas noches.

No siendo brutal ni insolente, sino dirigiéndome á vos, por ejemplo, para deciros cortésmente: "He resuelto mataros y espero que me hagáis la merced de designar hora y lugar donde podamos vernos cara á cara y espada en mano."

Segismundo, que en aquel momento tenía poco que hacer, dejolo todo por atender cortésmente a la señora de su amigo y serle grato en lo que de él dependiera. Era hombre que tenía que contenerse mucho para no ser galante y aun atrevido con cualquier mujer en cuya presencia estuviese. Con Fortunata se había permitido alguna vez tal cual broma; aquel día se corrió más.

A esta inesperada salida, Gonzalvo sonrió inclinándose cortésmente, como hombre de mundo acostumbrado a todo género de situaciones; pero Lucía, con el rostro atónito, encendido aún, se echó atrás, en ademán de rehusar la nueva escolta que se le brindaba. Interrumpió la escena muda el camarero, entrando y presentando a Artegui en una bandejilla un sobre azul, que encerraba un telegrama.

La Reina le tendió la mano y le dijo con bondad: »Siéntese, Carlos. »Se inclinó cortésmente y permaneció de pie, continuando mirándome, con el más profundo silencio. Yo me despedí de SS. MM. y me retiré de su presencia; poco después llegué a mi casa en un estado difícil de explicar.

El Jubilado se repetía, manoteaba para dar nueva fuerza a sus argumentos, echaba fuego por los ojos. Manuel Antonio le dejaba irritarse con visible satisfacción. En aquel momento pasó cerca el grupo de los oficiales, que dieron las buenas tardes cortésmente. Todos contestaron menos D. Cristóbal, que se hizo el distraído.

Entre tanto que él hablaba así al Mapono, puso Dios los ojos de su piedad sobre aquel bárbaro, y penetrándole lo interior del alma, sosegó aquellas furias; con lo cual, cambiado el furor en agrado, le hospedó cortesmente en su casa, poniéndole la mesa abastecida de lo mejor del país.

Palabra del Dia

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