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Actualizado: 16 de noviembre de 2025
Tenía Ferragut el mismo carácter de todos los grandes corredores de aventuras amorosas: liberales y despreocupados en la vivienda ajena; pundonorosos y suspicaces en la propia. Ese viejo carcamal se dijo está enamorado de Cinta. Es una pasión platónica; con él no hay que temer otra cosa; pero me hace todo el daño que puede... Voy á decirle dos palabras.
El resultado de estas ilusiones no tardó en presentarse. Una mañana, la cadina Sarahí no se asomó a su adorada celosía para mirar las azuladas montañas del Asia, y la puerta de su quiosco permaneció cerrada. Susurrábase en el palacio que la noche antes había resonado un lamento y vístose dos sombras que se perdían en el laberinto de corredores oscuros, llevando una cosa negra...
Estando en esta sesion, las gentes que cubrian los corredores dieron golpes por varias ocasiones á la puerta de la Sala Capitular, oyéndose los voces de que querian saber lo que se trataba: y uno de los Señores Comandantes, D. Martin Rodriguez, tuvo que salir á aquietarlas.
Hay cosas absurdas que tienen toda la apariencia de un legítimo razonamiento: Salí afuera con la lámpara en una mano y la escopeta en la otra, exactamente como para buscar a una rata aterrorizada, que me daría perfecta holgura para colocar la luz en el suelo y matarla en el extremo de un horcón. Recorrí los corredores.
Las pocas horas que permanecía fuera de la cama pasábalas, bien sentado en una butaca, ya paseando por los corredores en silencio. Al cabo dejó de levantarse. Todo esto lo recordaba Luis perfectamente. Entraba en su cuarto, le veía tendido mirando al techo con extraña y terrible tristeza pintada en el rostro.
La miseria de mi situación me ha hecho curioso: he querido saber lo que cobra el clero en España y lo que llega a manos de nosotros, los soldados rasos. Las peticiones y pensiones de la Iglesia forman una selva intrincada, aparte de los cuarenta y un millones. No hay ministerio adonde no lleguen sus raíces; su ramaje se extiende por todos los patios, corredores y tejados del edificio de la nación.
Sentóse en la cama, y estuvo atento y escuchando, por ver si daba en la cuenta de lo que podía ser la causa de tan grande alboroto; pero no sólo no lo supo, pero, añadiéndose al ruido de voces y campanas el de infinitas trompetas y atambores, quedó más confuso y lleno de temor y espanto; y, levantándose en pie, se puso unas chinelas, por la humedad del suelo, y, sin ponerse sobrerropa de levantar, ni cosa que se pareciese, salió a la puerta de su aposento, a tiempo cuando vio venir por unos corredores más de veinte personas con hachas encendidas en las manos y con las espadas desenvainadas, gritando todos a grandes voces: ¡Arma, arma, señor gobernador, arma!; que han entrado infinitos enemigos en la ínsula, y somos perdidos si vuestra industria y valor no nos socorre.
Veo grandes chimeneas, pilares con esculturillas arriba, pero ni un caballero a quien hacer girar la cabeza... ¡bah, todo eso no sirve para nada! Nunca se me había ocurrido este modo de apreciar la arquitectura feudal exclamó, riendo, mi tío. Atravesamos corredores obscuros, que me amedrentaron.
Por desgracia, hay gran exceso de cuadros para el edificio, lo que hace que muchos estén como perdidos en oscuras y estrechas galerías ó corredores, donde no pueden ser apreciados por falta de luz, espacio y buena colocacion. Pero la inmensa coleccion privilegiada basta por sí para embelesar y arrebatar.
5 Tu cabeza encima de ti, como la grana; y el cabello de tu cabeza, como la púrpura del rey ligada en los corredores. 6 ¡Qué hermosa eres, y cuán suave, oh amor deleitoso! 7 Tu estatura es semejante a la palma, y tus pechos a los racimos! Y tus pechos serán ahora como racimos de vid, y el aliento de tu nariz como de manzanas;
Palabra del Dia
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