Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 28 de junio de 2025
No es nada; no hablemos más de ello. Blanca se pasó la mano por la frente, como quien quiere arrojar un importuno pensamiento, pero yo continué conversando con tanta entereza, que en breve pareció libre de su preocupación. Y tú, Juno, ¿qué piensas decidir? Mi padre me ha dicho, Reina, que este matrimonio colmaría todas sus aspiraciones. Y a ti ¿te gusta?
Gran satisfacción fue para don Víctor Quintanar, que volvía del Casino, encontrar a su mujer conversando alegremente con el simpático y caballeroso don Álvaro, a quien él iba cobrando una afición que, según frase suya, «no solía prodigar». Estoy por decir aseguraba que después de Frígilis, Ripamilán y Vegallana, ya es don Álvaro el vecino a quien más aprecio.
Las muchachas, conversando en voz natural, recostadas en el trineo, recobraron su anterior tranquilidad. ¿A dónde voy a llevar a ustedes? dijo tranquilamente el incógnito sujeto. Hubo, entre ellas, una rápida consulta, y por fin, Catalina dijo con decisión: Al Instituto Crammer. Ascendieron en silencio la cuesta hasta que el largo y ascético edificio se destacó ante ellas.
Después de haber visto a la mujer aquélla con indiferencia, gradualmente fue descubriendo Delaberge en ella encantos que antes no había sospechado y, gracias al aislamiento en que vivía, fue pareciéndole cada vez más deseable. Con frecuencia, cuando el forestal comía solo, después de quitados los manteles, la señora Miguelina se quedaba un rato conversando con su huésped.
Mientras el fabricante de conservas expresaba en italiano el dolor de hallarse lejos de su amada, la hija mayor de los señores de la casa seguía conversando en el paraje más retirado de la sala con un joven de fisonomía abierta y simpática, moreno, de ojos negros y bigote naciente.
Los de Couprat y el cura almorzaban con nosotros. Oprimíaseme el corazón al ver a Pablo conversando alegremente con Blanca, mientras que yo me hallaba condenada a soportar las atenciones tímidas del señor Le Maltour, cuya cara bonita me atacaba los nervios. He cambiado de idea desde ayer le dije repentinamente; me gustan muchísimo los viajes.
Por consiguiente, permanecía solo la mayor parte del día, teniendo a Glave para que cuidase y supliese mis necesidades. De cuando en cuando venían a verme algunos amigos, conversando y fumando un rato conmigo. Así pasó el mes de marzo, siendo mi convalecencia mucho más lenta de lo que Walker había pensado al principio.
Ah, sí; estoy absolutamente seguro. Y siguió Quintanar hablando, hablando, sin trazas de dejarlo. La alcoba en que dormían Ana y don Víctor tenía una ventana a la galería precisamente del lado en que estaban conversando los dos amigos. La Regenta abrió de repente las vidrieras y llamó a su marido. Pero, Víctor, ¿no te acuestas hoy? Los dos amigos se volvieron.
«¡Atención, Marcelo! se decía con un regocijo egoísta . Mucha calma. Hay que evitar á los cuatro jinetes del amigo Tchernoff.» Pasó una tarde en el estudio conversando con éste y Argensola de las noticias que publicaban los periódicos. Se había iniciado una ofensiva de los franceses en Champaña, con grandes avances y muchos prisioneros.
Traté de excusarme, porque me parecía demasiada confianza para el primer día; pero ante la insistencia afectuosa del padre y la hija, hube de rendirme. Mientras nos avisaban, continuamos conversando. El conde me pidió permiso para arreglarse en mi presencia. Hablamos de caballos y toros. Era peritísimo en estos asuntos, y daba gusto escucharle.
Palabra del Dia
Otros Mirando