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Actualizado: 11 de julio de 2025


Don Luis, que desde niño había estado acostumbrado a que nadie se descompusiese en su presencia, ni le dijese cosas que pudieran enojarle, porque durante su niñez le rodeaban criados, familiares y gente de la clientela de su padre que atendían sólo a su gusto, y después en el Seminario, así por sobrino del deán, como por lo mucho que él merecía, jamás había sido contrariado, sino considerado y adulado, sintió un aturdimiento singular, se quedó como herido por un rayo cuando vio al insolente conde arrastrar por el suelo, mancillar y cubrir de inmundo lodo la honra de la mujer que amaba.

Son proposiciones que le hace un empresario amigo mío. Vaya usted tranquilo. A las diez salía el tren, y aunque la estación distaba poco de la fonda, a las nueve andaba ya don Juan paseando su impaciencia por el andén, tan contrariado y en tal estado de ánimo, que si en aquellos momentos hubiese aparecido ella, se la lleva consigo.

Con la mitá de lo que tengo te quisiera yo ver, mediquín, matasanos de los demonios, a ver qué cara ponías... ¡Pues hombre!... Intervinimos todos, Neluco inclusive, para calmarle, y se calmó pronto; pero no apuntó la menor idea de prepararse a bien morir. Sobre este punto venía muy contrariado el médico.

¡Ah! ¡eres , bufón! dijo el duque contrariado. Soy tu amo contestó el tío Manolillo. ¿Qué quieres? Muy poca cosa: una orden tuya al alcaide de la cárcel de Villa, para que me deje hablar á solas, cuando yo quiera, con el cocinero mayor del rey. ¡Cómo? ¿Montiño está preso? ¿y por qué? Por un homicidio. ¿Pero á quién ha muerto? Al amante de su mujer. ¡Cómo! ¿no lo habías matado ?

Era uno de esos amores que pocas mujeres consiguen. Un amor completo. Un amor hermoso. Una sola cosa podía haber contrariado á doña Clara, y entonces no la contrariaba aún. La dificultad de su enlace con Juan Montiño. Pero el amor de doña Clara era su primer amor. Ese amor casto, tranquilo, que no lleva consigo, que no se funda en el deseo de la posesión material del ser amado.

Parecía que sus pulmones de gigante no encontraban aire ni aun en los espaciosos salones del palacio. Pero desde que los señores habitaban en la Segada, ó mucho habían cambiado sus aficiones, ó muy contrariado debía estar, pues sus costumbres no eran las mismas. Ya no salía de caza sino con los condes. Dejó en manos de los criados los trabajos de la labranza.

Nunca respondió el joven ; me quedo con vos. ¡Conmigo! ¿sabéis si yo quiero que os quedéis? ¡Oh, vos me amáis! Es cierto que os amo, que mi alma toda entera es vuestra. ¿No más que el alma? No más. ¿Es decir, que pretenderéis que apuremos una vida desesperada? ¡Desesperada! ¿y por qué? Un deseo voraz que crecerá con el tiempo; un deseo contrariado; un volcán comprimido...

La marquesa no pudo contener la risa al oír el santo Padre que con tan pedantesca formalidad alegaba Jacobo, y corrido este algún tanto, preguntó contrariado: ¿Te ríes?... No, hombre, no... Me río del autor, no de la cita... Veamos la sentencia.

Dorotea, á pesar de la fiebre que la devoraba, llamó á Casilda, saltó de la cama, se hizo vestir, pidió una litera, y salió de su casa. Irritado, contrariado, impaciente, cuidadoso, se encontraba don Juan encerrado en un aposento alto de la torre de los Lujanes.

El maestro de capilla asintió tristemente con un movimiento de cabeza y salió tras los dos servidores del templo, contrariado, como si le arrastrasen a un trabajo penoso y antipático. Tarareaba distraídamente al dar la mano a Gabriel, y éste creyó reconocer un fragmento del Septimino de Beethoven en la música que, sorda y cortada, salía de entre los labios del joven sacerdote.

Palabra del Dia

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