Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 26 de mayo de 2025
Roger juzgó que convenia para su reputacion, y seguridad satisfacer al ejército de las sospechas viles de su fé, y así ordenó á las principales cabezas del ejército que se viniesen á Galípoli, dejando aseguradas las plazas que tenian á su cargo, Juntos todos les dijo, que los trabajos y peligros que habian padecido por el aumentó y bien de la nacion Catalana y Aragonesa, no merecían tan mala correspondencia como tener duda de su fidelidad: que él habia probado su intencion en la guerra de Sicilia, sirvieron al Rey, y gobernando siempre gente Catalana, y con ser aquellos tiempos tan sospechosos, nadie se atrevió á ofenderle: que en las guerras del Asia habia acudido á la obligacion que fué llamado, y que el Emperador aunque le habia hecho muchas honras, no las tenía él por iguales á sus servicios, y cuando lo fueran, que él no era hombre que por correponder á ellas olvidaría las obligaciones que tenía en primer lugar: que el Emperador le queria hacer César, y que él no queria más recibir honras sin que á ellos se les diese entera satisfacion, y que por solo venirles á socorrer y animar habia salido de Constantinopla, y dejado al Emperador que le queria detener y acrecentar; que él estaba resuelto de correr la fortuna que ellos, y que si el Emperador con su ejército les acometiere, procuraría por el juramento hecho ceder si pudiese á su rigor, pero que cuando conviniese, forzosamente habian de venir á las armas, y las suyas siempre se habian de emplear en la defensa comun contra los Griegos.
No lo soy de nacimiento, pero lo soy por enfermedad. Pues júntate conmigo: el constipado que tú me sueltes rechazará al que yo te suelte a ti... Ya sabes, querido: similia similibus curantur. ¿Y qué has hecho entonces en Constantinopla, embajadorcillo?... Yo creí que te traerías hasta las barbas del Sultán.
Dejó Roger á su mujer María en Constantinopla, y navegó con sus cuatro galeras la vuelta del cabo el primer dia de Marzo del año mil trescientos tres. Luego que llegó se pasaron las cuentas con los huéspedes, tomose muestra general, y se halló que los soldados en poco más de cuatro meses, que fué el tiempo que invernaron, habian gastado las pagas de ocho, y algunos de un año.
Envió á Alí Portu con 15 galeras por guardia del Archipiélago. En viniéndole la orden, se partió para Constantinopla, donde entramos á los 27 de septiembre. Entró la Real delante, con todas las galeras de fanal en su hilera, con muchas banderas y estandartes arbolados, arrastrando los nuestros como solían. Tras éstas venían todas las galeras de la presa.
¡Sí, por Dios! exclamó el Príncipe Negro. Ese ha sido uno de mis sueños dorados, ver ondear el estandarte inglés sobre los muros y mezquitas de la ciudad santa. La conquista de Jerusalén no puede parecer peligrosa ni ardua á quienes han realizado la conquista de París. Ni me había de contentar yo con eso, sino con el sitio y toma de Constantinopla y la guerra á muerte contra el Sultán de Damasco.
Un volumen, con noticia biográfica, 3,50 y 4 pesetas. El vino, sus efectos psicológicos; una peseta. Recuerdos de París y Londres: traducción del mismo. Un volumen, 2,50 y 3 pesetas. Holanda: traducido por H. Giner de los Ríos y J. Muñiz Carro. Un volumen, 4 pesetas. Constantinopla: traducción de H. Giner de los Ríos. Dos volúmenes, con el retrato del autor, 5 pesetas.
Hecho esto, envió por muchas partes á descubrir al enemigo. Tuvo luego aviso que Calel con mil y doscientos caballos corria las camapañas de Bizia, donde habia hecho una gran presa. Con esta nueva caminó tres dias, despues que partió de las aldeas vecinas á Constantinopla, y asentó su alojamiento cabe el rio que los naturales de la provincia llaman Xerogipso.
El autor de esta historia ha visto en Oriente otra mezcla de narración, drama y canto lírico, en los cafés de Constantinopla, Brussa, Smyrna y Magnesia, en donde ha oído muchas veces cantores y narradores repentistas, que se encargaban cada uno de representar distintos papeles, de suerte que uno comenzaba narrando con sencillez, otro entonaba después un canto, y cuando la historia tenía un interés más vivo y se hacía dramática, se recitaba en forma de diálogo entre uno y otro.
Luego con esta respuesta Antonio volvió á sus galeras, y con ellas á Constantinopla, y dió cuenta al Emperador de lo que habia pasado, ofreció de darle luego ganado á Galípoli por la poca defensa que tenia.
El salon de embajadores, donde el presidente de la república, el Dux, recibía á los ministros de las cortes extranjeras, tiene puertas de ébano y cedro, traidas de la iglesia de Santa Sofía de Constantinopla, sillería admirable, cuadros. El salon del Consejo de los Diez con lienzos tallados maravillosamente.
Palabra del Dia
Otros Mirando