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Actualizado: 26 de mayo de 2025
Los embajadores de nuestro ejército á la vuelta de Constantinopla por órden del Emperador fueron presos y muertos cruelmente en la Ciudad de Rodesto.
Su muger, que cada dia era mas fea, se hizo de una condicion de vinagre inaguantable; y la vieja cayó enferma, y era mas regañona, todavía que Cunegunda. Cacambo que cavaba el huerto y llevaba á vender la hortaliza á Constantinopla, estaba rendido de faena, y maldecia su suerte.
Berenguer recibidos los despachos, con la fé y palabra del Emperador, se fué á Constantinopla con dos navíos, pero llegado, no quiso salir fuera de ellos, y envió el aviso al Emperador de su llegada.
Llegaron con igual ánimo á envestirse los escuadrones, y en breve espacio se mostró claramente, que el valor es el que da las victorias, y no la multitud, porque los nuestros quedaron vencedores siendo pocos, y los Griegos rotos y degollados, siendo muchos. Calo Juan escapó con la vida, y llegó á Constantinopla destrozado.
En el tercer acto anuncia el arcángel San Rafael al Demonio la fundación de la orden de San Jerónimo: esta noticia lo enfurece sobremanera, pero al fin promete no penetrar nunca en casa alguna en donde haya una imagen del Santo. El lugar de la acción es en Constantinopla, Jerusalén, Roma, Persia y Belén.
Ignoro absolutamente la aventura de que me hablais; presumo, sí, que generalmente los que manejan los negocios públicos perecen á veces miserablemente, y que bien se lo merecen; pero jamas me informo de los sucesos de Constantinopla, contentandome con enviará vender allá las frutas del huerto que labro.
Los turcos en sus mezquitas tienen aposentos separados, semejantes á este, para las esplicaciones del Koran: así se verifica en Santa Sofía de Constantinopla.
-Lo que sé es -respondió el cautivo- que, al cabo de dos años que estuvo en Constantinopla, se huyó en traje de arnaúte con un griego espía, y no sé si vino en libertad, puesto que creo que sí, porque de allí a un año vi yo al griego en Constantinopla, y no le pude preguntar el suceso de aquel viaje.
Así como en Francia conoció la corte de Luis Felipe, así también en otro largo viaje, en que acompañó al Gran Duque por elección de éste, conoció también casi todas las cortes alemanas é italianas, y en Constantinopla, personalmente, al Gran Sultán. En el año de 1848 abandonó la ciudad de Francfort por haber cesado en su cargo.
Entonces ofende á Florida un caballero: Duardos se viste de nuevo de Príncipe; vence en la lid al ofensor, y su heroísmo contribuye á que el Emperador, al saber quién es, le perdone su triunfo anterior con Primaleón y le conceda la mano de su hija. Cantando un bello romance se despiden al fin los felices amantes de la corte de Constantinopla, y se encaminan á Inglaterra.
Palabra del Dia
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