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Actualizado: 8 de mayo de 2025
25 que con mansedumbre enseña a los que se resisten, si por ventura Dios les dé que se arrepientan y conozcan la verdad, 1 Esto también sepas, que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos: 3 Sin afecto natural, desleales, calumniadores, sin templanza, sin mansedumbre, sin bondad, 4 traidores, arrebatados, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios;
Todos los que conozcan a Miquis verán que no exageramos ni añadimos nada al poner aquí sus festivas paradojas. Efectivamente, Isidora vivía al fin de la calle de Hortaleza en un número superior al 100. Su casa era nueva, bonita, alegre, nada grande.
Son infinitos los males internos, que por defuera se presentan á nuestros sentidos con señales semejantes, y es menester un juicio atinado para distinguirlos, notando atentamente los efectos y signos necesarios, que inseparablemente van con cada una de las dolencias; pero no hay que esperar que los conozcan los Médicos vulgares, que solo se gobiernan por los sentidos, y no consultan la razon.
La de Ribert decía hablando de él: El alma hermana de usted. Genoveva iba más lejos y decía: Tu alter ego. Figúrese usted, señora, que este señor Baltet no me parece ya un extraño... Le adopto, le acaparo y hago causa común con él... De prisa vas respondió Genoveva maliciosamente. ¡Qué lástima, mamá, que el señor Baltet y Magdalena no se conozcan!...
Por lo mismo me visto; ¿quién sino yo anda con levita? Lo hago para que me conozcan desde lejos.» Este señor es primo y compañero de negocios de don Juan Manuel Rosas.
Es de esperar, que, cuando se conozcan más á fondo los monumentos literarios de esta época, aparecerán nuevas pruebas en apoyo de nuestra opinión.
Mira, mujer, para que los jóvenes adquieran energía contra el vicio, es preciso que lo conozcan, que lo caten, sí, hija, que lo caten. No hay peor situación para un hombre que pasarse la mitad de la vida rabiando por probarlo y no pudiendo conseguirlo, ya por timidez, ya por esclavitud.
Repita usted, Isidro, tales cosas a los de tercera clase, y seguramente que no llegamos a Buenos Aires. Se van a sublevar, a hacerse dueños del buque. Pero Maltrana, dominado por su emoción, no le escuchaba y siguió hablando: ¡La miseria!... Sé lo que es, y quiero evitar que la conozcan aquellos que yo amo. Usted, Fernando, ignora mi vida.
¿Sabes amar, sin esperar siquiera ¡triste placer! que tu pasion conozcan? ¿Sabes llorar... pero llorar de celos? ¡Ay! no lo sabes. Sigue, sigue inocente tu camino, piensa una vez, y compadece al triste; ruede una vez por tu sereno rostro lágrima ardiente. Y cuando al seno de la madre tierra vuelva tu cuerpo, en mármol convertido, unjan tu frente de olorosas flores suaves aromas.
Vienen por Menjíbar, y anuncian que de esta noche a mañana llegarán a casa, donde piensan detenerse algunos días, no sólo para tomar descanso, sino para que ambas familias se conozcan y traten, pues son ramas que van a injertarse, formando un solo árbol frondoso que eche profundas raíces en el suelo de la nación, y dé sombra a numerosa, ilustre prole. Sí; ya sé que el señorito se casa...
Palabra del Dia
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