Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 24 de mayo de 2025
6 Alzad a los cielos vuestros ojos, y mirad abajo a la tierra; porque los cielos serán deshechos, como humo; y la tierra se envejecerá, como ropa de vestir; y de la misma manera perecerán sus moradores; pero mi salud será para siempre, y mi justicia no perecerá. 7 Oídme, los que conocéis justicia, pueblo en cuyo corazón está mi ley: No temáis afrenta de hombre, ni desmayéis por sus denuestos;
¿Quién viene con vos, tío? El confesor de su majestad el rey. ¡Ah! ¡El buen padre Aliaga! ¿Me conocéis? dijo fray Luis entrando en el mismo aposento en que en otra ocasión entró Quevedo con el tío Manolillo. Os conozco de oídas; delante de mí han hablado mucho de vos el duque de Lerma y don Rodrigo Calderón.
¡Vos me conocéis!... exclamó la Dorotea más que eso... Vos conocéis á mis padres... ó los habéis conocido... Mi madre se llamaba Margarita. Es verdad. ¿Y dónde está mi madre? preguntó juntando sus manos y con voz anhelante Dorotea. ¡En el cielo! contestó con voz ronca el bufón. ¡Ah! exclamó la Dorotea. Y dejó caer la cabeza, y guardó por algunos segundos silencio.
Esto en cuanto a fe y creencia, que por linaje y sangre, quien tiene como ella sangre de reyes, ninguna mácula le puede caber. ¿Quién no respeta a los Granadas y Benegas? . Con que así, hermano Ferri, sosegáos, y no echéis a mala parte lo que apunto y digo, que honrado sois, y honrado me conocéis, y, sobre todo, agradecido.
Como te veo pálida estos días... Bien puedes creerlo, Santos, yo tengo mucha mejor idea de tu esplendidez que la mayoría del pueblo... No conocéis bien a D. Santos, les digo muchas veces a los que sostienen que a tí te duele gastar el dinero. Si D. Santos no gasta, no obsequia a sus amigos, no es por avaricia, sino por indolencia, porque no se le presenta ocasión.
¿Conocéis á... la reina? Ya dije á vuestra majestad... Dejáos de importunas majestades exclamó la dama con un acento en que había angustia, mirando de nuevo á la puerta cubierta por el tapiz ; tratadme lisa y llanamente como á una dama honrada, y concluid. ¿Ha visto alguien esta joya? ¡Señora! exclamó con el acento de un hombre profundamente ofendido Montiño.
¡Ah! ¡Un ensalmador de condenados, reparador de injurias y falsificador de doncellas! Conozco al tal. ¡Pero vos conocéis á todo el mundo, don Francisco! dijo Dorotea. Conócenme á mí todos; no es mía la culpa; el que en enredos anda, enrédase. Yo creo haber oído hablar de ese Cornejo dijo Dorotea.
26 y entonces verán al Hijo del hombre, que vendrá en las nubes con mucha potestad y gloria. 27 Y entonces enviará sus ángeles, y juntará sus escogidos de los cuatro vientos, desde el cabo de la tierra hasta el cabo del cielo. 28 De la higuera aprended la semejanza: Cuando su rama ya se hace tierna, y brota hojas, conocéis que el verano está cerca.
Felipe III leyó la cabeza y la firma: «¡A don Rodrigo Calderón! ¡El duque de Uceda!» Lee, lee... y juzga. «Mi buen amigo: Es necesario que se den las alcabalas de Sevilla á Juan de Villalpando. Ya le conocéis. Es un hombre muy á propósito para nuestros proyectos. No os olvidéis que para acabar con el duque de Lerma...»
Cumplidos tan gratos deberes, fuimos á visitar, acompañados de los eruditos salmantinos que ya conocéis, la renombrada Casa de la Salina, sita en la calle de San Pablo, y llamada así por haber servido modernamente de almacén de sal.
Palabra del Dia
Otros Mirando