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Y así, hallándose las dos, con todo sosiego, en la salita de doña Luz, la mañana misma de la partida de D. Jaime, dijo la hija del médico a la hija del marqués: Vamos, confiesa que nuestro diputado no te parece saco de paja. No me parece sino muy bien respondió doña Luz . Decir otra cosa sería hipócrita falsedad. Es elegante, discreto, buen mozo y muy amable.

Gautier, de P. de Saint-Victor, y ¿por qué no decirlo? del escritor italiano a quien tanto festéjase ahora en Buenos Aires: De Amicis. Es ante todo y sobre todo, estilista. Creo que hay mucho de eso en Cané, pero por cierto no es el sentimentalismo lo que campea en su libro, sino que hay mucha ¿demasiada? grima en juzgar lo que ve y hasta lo que hace. Cané lo confiesa en su carta.

Fichte, por cierto nada fácil de contentar, al tratarse del punto de apoyo de los conocimientos humanos, empieza no obstante por una afirmacion, y así lo confiesa con una ingenuidad que le honra. Hablando de la reflexion que sirve de base á su filosofía, dice: «Las reglas á que esta reflexion se halla sujeta, no están todavía demostradas; se las supone tácitamente admitidas.

La Humanidad confiesa su culpa, pero espera la llegada del prometido Redentor, que ha de rescatarla del cautiverio del pecado. Encolerízase entonces Lucifer; huella con sus plantas el pecho de la cautiva, y ordena que la lleven á una obscura prisión; pero aquélla le anuncia que en breve uno, más poderoso, acabará con el imperio del infierno.

He hecho un mal papel... Ríete de , pero confiesa que esto es hermoso. Desnoyers rió, efectivamente, del infortunio de su amigo, á pesar de que él también sufría grandes contrariedades, guardadas en secreto. No había vuelto á ver á Margarita después de la primera entrevista. Sólo tenía noticias de ella por varias cartas... ¡Maldita guerra! ¡Qué trastorno para las gentes felices!

No; ha sido él que ha entrado. Mentira. Has sido . Confiesa o te deslomo. , he sido yo. ¿Y por qué? Porque me ha dicho que me traería cerezas. Ah, bueno y el domador se tranquilizó , que las traiga, pero si te las comes te hartaré de palos. Ya lo sabes. Martín, al poco rato, volvió con la boina llena de cerezas.

Además, ¿no puede llegar un día en que el mismo elemento carlista que aquí tenemos levante la cabeza? Pues si hubiese ferrocarril, cualquiera que él fuese, nada más fácil que poner aquí en dos horas cuatro o cinco mil hombres... En primer lugar, don Máximo, un ferrocarril militar, como usted mismo confiesa que es el de Miramar, no es el que tenemos derecho a exigir de la Nación.

Confiesa que dormías a pierna suelta y muy a gusto lejos de tu pobrecita Elena. Que dormía, , lo confieso; pero niego que durmiera a gusto. Mientras el sueño no me rindió tu imagen no se apartó de mi pensamiento.

Por la tarde aparece toda confusa con la medida, y Juan puede enviar su carta. Pero el recuerdo del vaso que ha roto le pesa sobre el corazón; y, cuando se encuentra solo con ella, se lo confiesa penosamente: Escucha, he hecho una mala acción. ¿Cuál? He roto tu vaso. ¡Ah!... ¿Y eso es una mala acción? ¿Qué quieres que sea?

«Pues lo que yo necesito ahora agregó Rubín terciándose el manteo sobre las piernas, y accionando como un hombre que necesita tener los brazos libres para una gran faena , es ver en usted señales claras de arrepentimiento y deseo de una vida regular y decente; lo que yo necesito ahora es leer en su interior, en su corazón de usted. Vamos allá. ¿Hace mucho tiempo que no se confiesa usted?».