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Actualizado: 28 de junio de 2025
Veía los objetos dobles y tenía la cabeza tan mareada como si estuviese a bordo de un buque. Pero él confiaba en que tal desazón sería pasajera, y se felicitaba del adelanto y bonito efecto de la obra. El ángel estaba completamente modelado ya con aquellos increíbles puntos de pelo.
Rosita, a quien el Conde se lo confiaba todo, quiso no pocas veces averiguar, en secreto y para ella sola, la verdad del caso. El Conde negó a Rosita que hubiese caso alguno que redundase en daño de don Braulio, y mostró enojo de que ella creyese que le había, y le suplicó, y hasta le exigió, que disipase tan absurdos rumores.
En el mismo documento hacía constar que confiaba ambos mocosos al cuidado de un antiguo criado y deudo suyo, retirado de la Guardia civil, el cual vivía... ¿sabe usted dónde? ¿Yo qué he de saber?» replicó Isidora con desvío y detestable humor. Muñoz y Nones se levantó. Dirigiéndose a la reja, y mirando hacia la calle, señaló una casa de la acera de enfrente hacia la plazuela de las Comendadoras.
Que te espere allá en tu tierra... Tú puedes hacernos aquí un gran favor... Ya lo sabes: te quedas... ¡Qué felicidad! El destino de Ferragut era obedecer á esta voz amorosa y dominadora... Y en la mañana siguiente, Tòni le vió llegar al vapor con un aire de mando que no admitía réplica. Mare nostrum debía partir cuanto antes con rumbo á Barcelona. Confiaba el mando á su segundo.
Aquí yace el doctor Avrigny, su padre, muerto en el mismo día y enterrado en... Habían dejado la fecha en blanco; pero el doctor confiaba en que estaría llena antes de un año.
Así realmente sucedió, pero quizás no por la causa en que él confiaba.
¡Y si ella lo quisiera!... ¿Lo querría? Nébel, para dilucidarlo, confiaba mucho más que en el ramo de su pecho, en la precipitación aturdida con que la joven había buscado algo para darle. Evocaba claramente el brillo de sus ojos cuando lo vió llegar corriendo, la inquieta espectativa con que lo esperó, y en otro orden, la morbidez del joven pecho, al tenderle el ramo. ¡Y ahora, concluído!
Cuando Morsamor le abría su corazón a Tiburcio y le confiaba parte de sus pesares, Tiburcio, con el propósito de despojar de gravedad el asunto, le decía burlando: En verdad que tiene sus contras el poseer tan gentiles enamoradas y tan famosas amigas como la mía y la tuya. Debemos, con todo, conformarnos y hasta convertir el inconveniente en estímulo. Voy a explicarme mejor.
Por desgracia, no valió esto sino para que Rosita dejase de hablar al Conde de sus relaciones con doña Beatriz, y hasta para que afirmase con frecuencia en alta voz que no había tales relaciones; pero, en voz baja y al oído, Rosita solía hacer estupendos elogios de la caballerosidad de su amigo, que ni siquiera a ella le confiaba su triunfo.
19 Mejor es morar en tierra del desierto, que con la mujer rencillosa e iracunda. 20 Tesoro codiciable y aceite hay en la casa del sabio; mas el hombre loco lo disipará. 21 El que sigue la justicia y la misericordia, hallará la vida, la justicia, y la honra. 22 La ciudad de los fuertes tomó el sabio, y derribó la fuerza en que ella confiaba.
Palabra del Dia
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