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Actualizado: 28 de junio de 2025
Su mujer no se atrevió a decirle nada, reservándose para el día siguiente. Tenía bien preparado todo el discurso, que confiaba en pronunciarlo entero sin el menor tropiezo y sin turbarse. El 26 por la mañana entró D. Baldomero en el cuarto de su hijo cuando este se acababa de levantar, y ambos estuvieron allí encerrados como una media hora.
En este tiempo vino a posar al mesón un ciego, el cual, pareciéndole que yo sería para adestralle, me pidió a mi madre, y ella me encomendó a él, diciéndole como era hijo de un buen hombre, el cual por ensalzar la fe había muerto en la de los Gelves, y que ella confiaba en Dios no saldría peor hombre que mi padre, y que le rogaba me tratase bien y mirase por mí, pues era huérfano.
El día era una tregua, Julî confiaba en algun milagro; las noticias que venían de Manila, si bien llegaban abultadas, decían que de los presos algunos habían conseguido su libertad gracias á padrinos y á influencias... Alguno tenía que salir sacrificado, ¿quién sería? Julî se entremecía y se retiraba á su casa mordiéndose las uñas de los dedos.
Confiaba en la velocidad del Mare nostrum y en su buena estrella. Y si nos sale alguno al paso dijo á su segundo , que nos salga ante la proa. Deseaba que fuese así, para lanzar el buque sobre el sumergible á toda velocidad, espoloneándolo. Ya no era el Mediterráneo el mismo mar de meses antes, cuyos secretos conocía el capitán; ya no podía vivir en él confiadamente, como en la casa de un amigo.
Fuera que confiaba en mí entonces como en otras ocasiones de su vida, abandonándose a aquel destino suyo, de que yo había sido tantas veces celoso ejecutor; fuera que un vago presentimiento la inclinaba a aprobar mi conducta, lo cierto es que no hizo esfuerzo para resistir cuando entré con ella en la casa y la conduje arriba, despertando con el estruendo de mi llegada a todos los habitantes de la casa.
Y como don Rufo exigía que la niña tomase el aire libre, Cecilia se encargaba de acompañar a la nodriza. Gonzalo las acompañaba a ambas, la nodriza con la niña delante, él con Cecilia detrás. En aquellos largos paseos le confiaba todos sus secretos, le explicaba prolijamente sus temores, sus alegrías, sus esperanzas.
Media hora después llegó frente á la casa un capataz de los que Pirovani tenía á su servicio y al que confiaba siempre las misiones difíciles. Era un chileno avispado y muy ágil para salir de apuros, al que sus compatriotas apodaban el Fraile por haber sido sus maestros los dominicos de Valparaíso.
El te amará, pero no pensará en otra cosa que en quererte, mientras que yo pensaré en hacer que vivas.» 17 de mayo «¡Desdichado de mí! »Se desvanecieron otra vez mis sueños; volaron todas mis ilusiones. »Cuando me levanté confiaba en pasar un día feliz, y Dios había dispuesto que fuese de aflicción y de dolor. »Amaury ha venido como siempre esta mañana.
Mucho confiaba en su criterio y en su autoridad para imponerlo á los pilotos, pues lo mismo que él podían apreciar la velocidad de las carabelas por rutina, y mejor debían de conocer las propiedades de barcos de su pertenencia en que antes habrían navegado.
Se había irritado vivamente al escuchar los sollozos de su doncella. Estefanía era su predilecta, a quien distinguía entre todos los criados y confiaba gran parte de sus secretos. Como todos los déspotas presentes y pasados, estaba dominada sin darse cuenta de ello.
Palabra del Dia
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