Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 28 de junio de 2025


Nadie se preocupaba de la seguridad de los viajes ajenos: cada uno que velase por mismo. Se confiaba en Dios y no se tenía miedo a nada. Una expedición al mando de un viejo capitán de Indias salía de Cádiz para la isla de las Perlas, en las costas de Venezuela.

El bueno del Papa mismo no confiaba ya tanto en su amiga, y cuando se dejaba llevar al extremo de echar un sueñecillo sobre los lomos de ella, el domingo a su regreso de la viña, ocurríasele siempre esta consideración: «¡Si fuese a despertarme allá arriba, en la plataformaVeía esto la mula, y sufría sin chistar; solamente cuando en presencia de ella se pronunciaba el nombre de Tistet Védène, erguíanse sus largas orejas, y afilaba con una risita el hierro de sus cascos en el pavimento...

Era preciso que la amase mucho, puesto que la permitía tocar su excelente puñal de Toledo y sus buenas pistolas inglesas. ¡Qué más! ¡Hasta le confiaba la custodia de su provisión particular de vino y de aguardiente! Pero lo que probaba más que nada el amor de Kernok, era una ancha y profunda cicatriz que Melia tenía en el cuello.

Hablando de aquellos extraordinarios y nunca vistos sucesos, díjome la distinguida señora que ella no miraba la revolución con ojos tan implacables como su marido; que confiaba en la vuelta de la Reina, porque los españoles no se podían pasar sin ella, y que en tanto, había que esperar los sucesos para juzgarlos.

En el primer momento, la de Ribert quería devolver la carta y rogar al señor... no, no puedo escribir su nombre... que hiciese sus encargos él mismo, pero le supliqué que salvase mi amor propio y aceptase la misión que se le confiaba.

Pero ya que el hermano lo exigía, a él se confiaba, y fuese lo que Dios quisiera... Se había erguido otra vez y hablaba, sin un gesto, sin mover apenas los labios, con la mirada perdida en el horizonte, cual si estuviera soñando y relatase la historia de otra persona.

Pero que yo confiaba en que todos los filipinos de Manila eran partidarios de la Independencia, como se comprobaría el día de la toma de Manila por nuestras tropas. Para entónces creo que los vecinos de Manila vitorearán con nosotros la Independencia de Filipinas, haciendo nuevas demostraciones de adhesión á nuestro Gobierno.

Llegó, y antes de poner aquella llave que tan cara, y al mismo tiempo tan dulcemente había comprado, se estremeció, dudó, retrocedió: temía que un accidente cualquiera denunciase, descubriese aquella su entrada subrepticia casa de la duquesa: pero el duque de Osuna, don Pedro, no retrocedía tan fácilmente; antes que dejar abandonada á misma á la duquesa, arrostró por todo: confiaba en su nombre, en su fama; ya en su juventud, don Pedro Téllez Girón era un magnífico grande, á quien se respetaba poco menos que al rey.

A ella confiaba de noche sus disgustos y penas del día, y en ella, al despertar, buscaba aliento y cariño para cumplir con sus deberes. De esta manera vivió la niña, como vigilada por su madre, procurando complacerla en todo como cuando vivía, y cuidando siempre de no hacer cosa alguna que pudiera afligirla o enojarla.

Dicen que D. Pedro es ridículo; pero ¡ay!, como la hidalguía, la nobleza y la elevación de sentimientos son una excepción en esta sociedad, las gentes llaman ridículo al que discrepa de su nauseabunda vulgaridad... Yo, no por qué confiaba en el éxito del valor de Congosto... Anhelaba ser hombre, y me consumía en mi profundo dolor.

Palabra del Dia

dermatológicas

Otros Mirando