United States or North Macedonia ? Vote for the TOP Country of the Week !


Rafaelito era socio de todos los círculos distinguidos y decentes donde se baila, mientras arriba, en una habitación con luces verdes, guardada y vigilada como antro de conspiradores, rueda la ruleta con sus vivos colorines o se agrupan los aficionados en torno de las cuatro cartas del monte.

A ella confiaba de noche sus disgustos y penas del día, y en ella, al despertar, buscaba aliento y cariño para cumplir con sus deberes. De esta manera vivió la niña, como vigilada por su madre, procurando complacerla en todo como cuando vivía, y cuidando siempre de no hacer cosa alguna que pudiera afligirla o enojarla.

Salvador la pulsó, acariciándola como a un ángel o como a un niño, blanda y dulcemente. La fiebrecilla que, al atardecer, la enardecía, había remitido en el bienhechor reposo de aquellas últimas horas, y al esconder los ojos a la sombra ideal de las pestañas, el buen sueño reparador la besó en los párpados, hasta que, vigilada de cerca por el amor, se quedó dormida.

Pensaba luego que Juanita, aunque en aparente libertad, estaba muy vigilada por su madre, y como madre e hija vivían con cierto desahogo, no era de presumir que, si él tuviese intenciones pecaminosas, ellas cediesen, sino que en todo caso cederían in facie Ecclesiae y llevando al cura por delante.

Una sorda inquietud la molestaba hacía un momento; cómo sería interpretada su ausencia á la cita dada por Roussel. Porque era seguro que no podría ya pasearse por el parque. ¿Y qué pensaría Mauricio? ¿Supondría que le abandonaba? ¡No! eso era imposible. Pensaría que había sido vigilada, detenida.

Estuvo la señora de morros toda la noche, y Fortunata de más morros todavía, sintiendo que se apoderaba de su alma la aversión a toda aquella familia. No les podía ver. Eran sus carceleros, sus enemigos, sus espías. A cualquier parte de la casa que fuese, seguíala doña Lupe. Se sentía vigilada, y el rechinar de las zapatillas de su tía le causaba violentísima ira.

Eran el patrono de Alcira y sus santas hermanas; el adorado San Bernardo, el príncipe Hamete, hijo del rey moro de Carlet, atraído al cristianismo por la mística poesía del culto, ostentando en su frente destrozada el clavo del martirio. Los recuerdos de su niñez, vigilada por una madre de devoción crédula e intransigente, despertaban en Rafael al pasar ante la imagen.

Hay muchas en este país.... Vea usted, un borracho ... ¡Oh! La embriaguez es la plaga de los campos!... Un ronquido sonoro respondió á las lamentaciones humanitarias de Bobart. Herminia dejó al ex-abogado y volvió al castillo. Si no hubiera estado vigilada, hubiera cantado, tan alegre tenía el corazón. En un segundo todo había cambiado para ella.

Y no se rió, porque no era para que riese el saber que estaba vigilada y acechada por la Inquisición, y porque hubiera sido además poca caridad, según aparecía de acabado y casi moribundo el señor Ginés de Sepúlveda.

Antiguamente todas las obras de las provincias las hacía el fraile ó el Alcalde con el trabajo personal, ó sea la antítesis de la falla; entonces se hacían obras que requerían trabajo duro, constante y pesado; antes la vigilancia podía hacerse porque se localizaba el trabajo en un punto dado al que podía llegar la inspección; antes un fraile decía á un Alcalde, ó un Alcalde á un fraile, vamos á hacer una iglesia, como San Agustín por ejemplo, ó un puente como el de la Perseverancia, pongo por caso, y tras aquellas palabras, ni más papeles ni más expediente, se abría á las pocas horas un cimiento por la piqueta de la prestación personal, cuya prestación personal no dejaba la obra hasta que fijaba en su punto mas culminante una sencilla cruz con el añejo «Finís coronat opus». El trabajo personal entonces era una verdad, se circunscribía al círculo de los muros de un convento ó al espacio que separan los estribos de un puente, y la prestación personal perfectamente vigilada sabía que desde formar el horno para hacer la cal hasta cepillar el último trozo de madera, todo lo había de hacer.