Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 28 de junio de 2025
Bajó el joven en seguida, y al verle entrar el padre de Magdalena se adelantó hacia él con los brazos abiertos, exclamando: ¡Gracias, hijo mío! Ya confiaba yo en ti y sabía que no me equivocaba al contar con tu valor. Amaury respondió a esta lisonja con un triste movimiento de cabeza, y sonriéndose con amargura se disponía a replicar cuando entró Antonia, llamada también por su tío.
Cierto es que confiaba en el doctor, porque me había prometido librarme de este apuro; pero casualmente acababa de salir hacía muy poco rato y Magdalena había dado orden de que cuando yo llegara me hiciesen entrar en su habitación. »Yo escuchaba perplejo estas explicaciones que me daba la doncella, cuando sonó la campanilla de Magdalena, que preguntaba si había yo regresado.
Además, un novio no se presenta a cada instante, y aunque existe el inconveniente de que ella era hija de un doctor famoso según afirmaba la mamá , y los padres de Andresito eran unos ordinarios también según doña Manuela , confiaba que, con el tiempo, la brillante posición que se proponía conquistar el chico lo allanaría todo.
Hasta la hora y la luz eran poco naturales: el amarillento crepúsculo alumbraba de manera extraña la habitación, las cosas, el rostro escuálido del Príncipe. Confiaba mi tormento a Alejandra, ¡y Alejandra me amaba, sin que yo lo notara siquiera!
Recordaba las noticias que le habían dado aquella tarde en la Bolsa. La ruina era indudable. ¡Bien les había dejado el célebre banquero con su pretendida infalibilidad! Su principal, el señor Cuadros, podía tenerse por hombre al agua. En cuanto a él, daba por perdida una gran parte de su fortuna, y únicamente confiaba en los valores del Estado que por encargo suyo había adquirido el señor Morte.
Era tal la convicción de su influencia sobre esta alma virginal, que de este modo á él se confiaba, que el ministro sabía muy bien que le era dado marchitar todo este jardín de inocencia con una sola mirada perversa, ó hacerle florecer en virtudes con una sola buena palabra.
El rostro pálido de Beatriz, con sus grandes pupilas y sus luengas pestañas como llorosas, posábase ahora sobre la página de su libro de oraciones, sobre las colgaduras del lecho, sobre el mismo Crucifijo, al cual confiaba su cuita. Fantasma fatuo y caprichoso como una llama volátil, y ante el cual su corazón se fundía de ternura.
23 Y estando en Jerusalén en la Pascua, en el día de la Fiesta, muchos creyeron en su nombre, viendo las señales que hacía. 24 Mas el mismo Jesús no se confiaba a sí mismo de ellos, porque él conocía a todos, 25 y no tenía necesidad que alguien le diese testimonio del hombre; porque él sabía lo que había en el hombre.
Me resigné a dejar los libros y a renunciar a las alegrías de la vida estudiantil, para buscar en Villaverde lo que tal vez no faltaría: un destinejo que me proporcionara cada mes algunos duros. Confiaba yo en la bondad de mis paisanos, en la benevolencia de nuestros amigos, para quienes no era un misterio la situación precaria de mis tías.
Después, el libro estaba llenos de recuerdos del muerto: la Condesa confiaba a aquellas páginas sus más caros recuerdos de hija, con un dolor tan acerbo, pero al mismo tiempo consolado por la esperanza cristiana, que en ciertos párrafos parecía hablar aún del padre vivo, como al principio del libro.
Palabra del Dia
Otros Mirando