United States or South Georgia and the South Sandwich Islands ? Vote for the TOP Country of the Week !


Gener viene a desvanecer mi esperanza, a marchitar mi deseo y a derribar la fe en el super-hombre que empezaba ya a nacer en mi alma. El último artículo del libro del Sr. Gener, que se titula El hiper-positivismo, debiera titularse El hiper-negativismo, porque lo niega todo, echando a rodar cuanto se sabe: todo fundamento de saber, todo criterio de verdad, toda afirmación de que exista algo.

Al principio no dio doña Inés grande importancia a la acusación; pero en aquellos últimos días la renovó Serafina con tal vehemencia e insistencia, que doña Inés se puso sobre ascuas. Se puso como se pondría apasionada jardinera si viese que un sapo u otro bicho feo y viscoso tratara de deshojar o marchitar la planta florida que más la deleitase.

En vano las segures cortadoras En su tronco se hundieron destructoras Sin conseguir sus ramas marchitar; Y aunque hollado por hondas cicatrices Estiende poderoso sus raices La América abarcando cual titan.

Era tal la convicción de su influencia sobre esta alma virginal, que de este modo á él se confiaba, que el ministro sabía muy bien que le era dado marchitar todo este jardín de inocencia con una sola mirada perversa, ó hacerle florecer en virtudes con una sola buena palabra.

Hoy en vez de una estrella fugitiva Ves brillar una flor nitida y viva De perfume inmortal, Que no ha de marchitar el cierzo helado Si del materno seno enamorado Tiendes sobre ella el cándido cendal. No conozco aun á tu hijo, mas soy padre, Y al través de los ojos de su madre Le miré con amor, Como al través de un rayo luminoso Desprendido de un cielo magestuoso Suele verse á lo lejos una flor.

No se hacen los buenos matrimonios, no, con estos ingredientes. Es preciso no forzar la naturaleza, no forzar los sentimientos naturales, haciendo de la gratitud amor; es preciso, sobre todo, dar a cada edad lo suyo y no empeñarse en reverdecer la venerable vejez, ni marchitar la hermosa juventud, uniendo una cosa con otra fuera de sazón. No, mil veces no.

Mientras tanto, allá en el fondo de su cerebro artificioso se elaboraba tranquilamente un plan maquiavélico que iba a marchitar en flor tanta dulce esperanza. Romper con la chula quedándose en Madrid era expuestísimo. Aunque avisase a la policía, tenía la seguridad de que Concha le daba una puñalada por la espalda. ¡La conocía bien!

Todo con objeto de no nublar el sol de nuestra mutua felicidad... para no marchitar nuestras tiernas promesas en flor, ni oscurecer el cielo conyugal con una explicación desagradable, pero debo hacerlo... ¡vive Dios!... Señora... debo hacerlo hoy. ¡La niña no está ya aquí! ¡Cómo! exclamó la señora de Ponce con sorpresa.

»Aún no ha entrado el otoño, y ya empiezan a desprenderse las hojas. El estío ha sido muy riguroso, cálido y seco, sin brisas templadas ni refrescantes lluvias, y la próxima estación parece anticiparse como si desease marchitar y aniquilar las flores de Magdalena. »Eran poco más de las diez, hacía una mañana fría y nebulosa, y aun así me pareció que había en aquellos sitios excesiva concurrencia.