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Actualizado: 17 de junio de 2025
Dos hombres de su tripulación le habían dado nuevos informes. Sus parroquianos eran alemanes pobres, que bebían en abundancia. Alguien pagaba por ellos, y en días señalados hasta se permitían convidar á patrones de barcas de pesca y vagabundos del puerto. Un gramófono sonaba continuamente, lanzando cánticos chillones que los concurrentes coreaban á gritos.
El joven Maugirón hizo un signo con la mano para reclamar silencio y con voz aflautada dijo: El señor vizconde Cristián de Tragomer tiene la palabra sobre el error judicial y sus fatales consecuencias. En seguida se volvió á sentar y un silencio profundo se produjo, como si todos los concurrentes sospechasen que Cristián tenía revelaciones importantes que hacer.
Entre los concurrentes de su casa había un viejo solterón de humor alegre, de conversación espiritual, gran aficionado a los libros nuevos, asiduo a las primeras representaciones y muy conocedor de historias inéditas; tan irreprochable en la elección de sus palabras como en la de sus trajes, y fiel a las tradiciones de la antigua galantería francesa.
¿Era este paisaje el mismo que habían contemplado los concurrentes al Casino? Ahora flotaban sobre él vaporosos velos de brumas, y aquella tierra normanda color verde de esmeralda pálida, sin horizontes, humedecida por la niebla, parecía salida, como en las primeras edades del mundo, de las ondas y del caos.
¡No se acuerda de mí! murmuró Stein, mientras que dos gruesas lágrimas corrían por sus mejillas . No es extraño: las almas generosas olvidan el bien que hacen, como las agradecidas conservan eternamente en la memoria el que reciben. ¡Mal principio! dijo uno de los concurrentes . Un cirujano que llora; ¡estamos bien! ¡Qué desgraciada casualidad! añadió otro.
Por instantes hasta el gran D. Pedro y D. Manuel José Quintana parecieron conformes. La composición de Pepillo corrió manuscrita por todo Cádiz. Después la refundió su autor, y fue publicada en 1812. Dividiose después la tertulia. Los políticos se agruparon a un lado, y el atractivo de las mesas de juego llevó a la sala contigua a una buena porción de los concurrentes.
Al comienzo de este diálogo, el maestro se dispone a colocar una hoja de espada en una empuñadura; deplora, en tanto que canturrea, la tristeza de estos tiempos, en que nadie se bate y en que no se concede atención al noble arte de las armas; solamente tiene como discípulos a los antiguos concurrentes a la sala, que combaten la gota o la arterioesclerosis. ¡La guerra ha matado al duelo, lo mismo que mató a la conversación!
Cuando, por haberse bajado la graciosa morenita, se distrajo la atención de los concurrentes y se diseminaron otra vez, la esposa de Pepe de Chiclana llevó al majo á un rincón y tuvo á bien darle una satisfacción de las injurias que le había dicho el día anterior. Ayer estaba un poco sofocá, ¿sabes? Te habré dicho las mil perrerías: que eras esto y lo otro... No me acuerdo.
Mientras tanto, los concurrentes se limitaban á hacer suposiciones sobre la fecha en que el tren empezaría á detenerse allí con regularidad, apostando cajones de botellas de champaña á favor de un mes ó de otro. Ciertos grupos conversaban aparte, sin sentirse atraídos por el baile ni por las mujeres agregadas al establecimiento del Gallego, en el que se vendían lo mismo el alcohol y el amor.
Pronunciaba palabras definitivas acerca del deber, en tanto que mis manos se perdían por la rolliza grupa de esta Elisa tan trémula. ¿Qué sucedió luego...? Creo recordar que la joven me condujo a un baile público y que me obligó a bailar. Debí escandalizar a los concurrentes habituales de aquel lugar, porque pronto nos plantaron en la calle. Yo era ya un pingajo.
Palabra del Dia
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