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Actualizado: 17 de junio de 2025
Comparecen luego los caciques subalternos á su presencia, confieren cuanto de la última vez que se han visto y reunido ha pasado á sus familias, recomiendan la venganza de sus desgracias, y si en la reunion hay 30 ó 40, el que tiene la palabra ha de saludar despues del ulmen á todos, refiriéndoles lo mismo; por manera que se repite una misma cosa tantas veces cuantos son los concurrentes, y lo mismo las respuestas; y de este modo, en falta de escritura, transmiten á la posteridad por expresion ó noticias las desgracias á los demas, para que siempre vivan en la memoria de las generaciones futuras los acontecimientos, á la manera que refiere el Inca Garcilaso de la Vega, lo hacian sus mayores.
No son muchos, por desgracia, los concurrentes al teatro en nuestros días, que perciban en toda su extensión las bellezas de una obra dramática cualquiera, y es consecuencia natural, que, no teniéndolos en cuenta para nada, se intente granjear las simpatías de la muchedumbre, lisonjeándola y satisfaciendo sus caprichos.
Pero no encontró ningún contradictor, y todas las disidencias de los concurrentes desaparecieron en la aceptación unánime del señor Snell, de que cuando un hombre había merecido su buena suerte, era un deber de todos sus vecinos felicitarlo.
Tanto la organización de las galleras como las reglas y prescripciones del juego, están consignados en un reglamento á que se sujetan sin comentarios los tahúres como allí llaman á los más asiduos y empedernidos concurrentes á aquellos sangrientos gallicidios.
Y entonces Azorín, ya puesto en tan terrible trance, se ha levantado. Después de levantarse ha sonreído con discreción. Y después de sonreír, mientras todos los concurrentes esperaban en un profundo silencio, se ha puesto por fin a hablar y ha dicho: «Amigos: Una vez era un pobre hombre que estaba muy enfermo. Y como era pobre, no tenía dinero para comprarse ni alimentos ni medicinas.
El galán que la acompañaba salió á su defensa: se había trabado una lucha en la cual tomaron parte los amigos de uno y otro: brillaron las navajas, y hubiera habido que sentir si los muchos concurrentes no sujetasen á los gladiadores y la policía no llegase al punto.
Una dueña de casa, discreta, inteligente, debe evitar estos percances. Lo primero que ha de hacer es darse cuenta de la situación personal de los concurrentes a la fiesta, de la relación entre jóvenes y señoritas, de sus simpatías e inclinaciones, etc.
Ya suenan gratas músicas, que los indios de aquellas cercanías, colocados en los extremos del colgadizo, arrancan a sus instrumentos de cuerdas. Del jardín vienen los concurrentes; del cuarto de las señoras salen; Ana llega del brazo de Juan. «Juan, ¿quién ha sido? ¿para mí ese sillón de flores?». No la rodean mucho; se sabe que no deben hablarle. Y ¿Lucía que no viene?
Los que no estaban ocupados en bailar lanzaban por el aire serpentinas y bolas de algodón, ó insistían con un deleite infantil en hacer sonar pequeñas gaitas y otros instrumentos pueriles. Flotaban en el aire cargado de humo esferas de caucho de distintos colores que los concurrentes habían dejado escapar de sus manos.
Don Modesto, al oír estas palabras, se volvió con gesto severo hacia el hermano, el cual, visto este movimiento, se metió detrás de la tía María, encogiéndose de tal manera que casi desapareció de la vista de los concurrentes.
Palabra del Dia
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