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Actualizado: 17 de junio de 2025


En cuanto al valor, no quisiera más que un regimiento de granaderos por ese estilo, para asaltar a Numancia o Zaragoza. Contaré a ustedes lo que ha pasado dijo entonces uno de los concurrentes . Cuando llegó, hace tres meses, esta compañía italiana, nuestra prima donna futura tomó por temporada uno de los palcos más próximos al tablado.

De súbito, pues, y cuando todos los concurrentes menos lo preveían, lanzó el gaucho varios feroces reniegos, se levantó de la mesa, agarró del brazo a Catalina e intentó llevársela consigo a tirones y poco menos que arrastrando. Llena de susto y lastimada por la violencia, la muchacha dio chillidos.

Yo creo que todos los concurrentes al Casino debiéramos tomar ejemplo de los empleados, y no penetrar nunca en las salas de juego con nuestros trajes de costumbre. En vez del smocking, debiéramos ponernos también, para ir al Casino, unos trajes desprovistos de bolsillos. De este modo no se nos ocurriría nunca ganar el dinero de la banca y nos ahorraríamos el nuestro.

En San Roque están las mejores tropas de España, tanto en infantería como en artillería y caballos; de modo que si se forma ese ejército, y viene sobre Madrid... ¡Jesús! ¡Jesús! repitió un coro de diez voces. ¿Usted cree que vendrá sobre Madrid? preguntó uno de los concurrentes.

Pero, aunque con perfecta cortesía, Julieta había respondido de tal modo a sus reiterados ofrecimientos, que la solterona, desengañada, se había eclipsado prudentemente llevándose en su retirada a las concurrentes habituales de la oficina, a quienes la nueva empleada desconcertaba por su clara mirada y por la exquisita política de su: «¿Qué desea usted, señora

Un hombre acababa de aparecer entre las cortinas de seda del salón. Y triste, pálido, demacrado espectro formidable y doloroso, la cantante reconoció á Jacobo de Freneuse. Los concurrentes, penetrados por aquel espectáculo y por la actitud de la artista, que atribuían á la inspiración, cuando no era sino terror, prorrumpieron en un transporte de admiración.

Le bastará tener idea de perfeccion ó belleza en general, y vincular con ciertos signos arbitrarios los grados de perfeccion ó belleza de los objetos, para que pueda designarlos á los concurrentes, y ponderar la mayor habilidad de un artista, la menor felicidad de otro, el atinado acierto de aquel, los desaciertos de este, el mayor valor de las obras del primero, la inferioridad de las del segundo, y formar otros pensamientos por este tenor que á primera vista pudieran hacernos creer que el dependiente es un artista consumado, ó cuando menos un aficionado de grande inteligencia y de gusto exquisito.

Uno de los más asiduos y animados concurrentes era el agente de cambios, M. Steimbourg. La aventura de Parthenay habíale ligado a L'Ambert con lazos más estrechos. M. Steimbourg pertenecía a una buena familia de israelitas convertidos; su cargo valía dos millones y poseía una fortuna de medio millón, de suerte que ya se podía trabar amistad con él.

Pero tiene la ventaja de estar dentro de la población. Parece hecho para la gente de negocios que dispone de poco tiempo para pasear. Los días de trabajo no suele haber mucha concurrencia: en cambio los domingos no hay quien camine libremente por allí, lo cual declara bien paladinamente la condición social de sus habituales concurrentes.

Entre el Congreso de diputados y el concejo de mi lugar no hay más diferencia que el traje de los concurrentes y la índole de las cuestiones; la intención es la misma: primero «yo», después «mi partido», lo último «el país». «Yo tengo siempre razón, mi partido es el santo, el justo; mi vecino es un egoísta, su partido la ruina de la patriaDispénsame la parte que de mi juicio te alcance, y concédeme que tengo razón.

Palabra del Dia

lanterna

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