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Actualizado: 3 de junio de 2025
Poco después estaba sucio de polvo de la cabeza á los zapatos, y sus manos sintieron una comezón dolorosa al empezar á curtirse; pero conoció al mismo tiempo la alegre confianza del que cuenta con un medio seguro de ganar su vida. Cerrada ya la noche, volvían diariamente los tres ingenieros á su vivienda, donde encontraban la mesa puesta.
Yo, que sentía la comezón de todos los que aman por explayarme y narrar las menudencias de mis amores, respondí sonriendo: Pues sí... creo que lo estoy un poco. Una mijita, ¿eh? ¿Ve uté como a mí no se me escapa nada? exclamó, rebosando de alegría y triunfo, como si hubiera descubierto un tesoro escondido.
Los dos clientes se encogen de hombros y se marchan a ver los telegramas expuestos. En la primera alza las vendemos dice Jacinto. Y el alza vendrá en pocos días contesta Quilito convencido; ¡ya lo verás! Las ideas de pérdida y de insolvencia que, a pesar suyo, se entrechocan en su cerebro, les produce desagradable comezón. Si pierdo piensa Jacinto, pagará el viejo.
No deja de ser singular que, á pesar de mi poca afición á hablar de mi persona y de mis asuntos, ni aun á mis amigos íntimos cuando estoy en mi hogar, al amor de la lumbre, se haya sin embargo apoderado de mí, en dos ocasiones distintas, una verdadera comezón autobiográfica al dirigirme al público.
De travieso y alborotado volviose tan juiciosillo, que al mismo Zalamero daba quince y raya. Entrole la comezón de cumplir religiosamente sus deberes escolásticos y aun de instruirse por su cuenta con lecturas sin tasa y con ejercicios de controversia y palique declamatorio entre amiguitos.
La brillante pollada del balcón agitábase con gran algazara, sin importarle las miradas curiosas de los de abajo; dominaba en ella esa nerviosa alegría de las jóvenes cuando, libres momentáneamente del sermoneo de las mamas, sienten una oculta comezón, un vehemente deseo de cometer diabluras. Con el anhelo de su libertad, iban de una parte a otra sin saber por qué.
Unicamente puedo sentir la dulzura protectora de la maternidad; mi papel de mujer ha terminado: sólo puedo ver un el hombre á un hijo, ¡y tú me privas de este último consuelo! ¡tú te has llevado mi pobre alegría! Lubimoff empezó á comprender. Alicia hablaba de Martínez; y sintió de nuevo la comezón de los celos.
Le apretó la diestra, hizo un signo de adiós, y bajando la cabeza espoleó á su caballo, perdiéndose en la noche, que empezaba á nacer. Marchó Watson hacia el pueblo, sintiendo en su interior la comezón de una conciencia que empieza á perder su tranquilidad.
La última consistía en jugar cuatro en diversas mesas, siguiendo un «sistema» común que el pianista juzgaba infalible. Después de tomar el café, todos los habitantes de la lujosa «villa» parecieran agitados por una comezón que no les dejaba continuar en sus asientos. Castro se marchó el primero, anunciando que iba al Casino.
Aquella mañana madrugó don Alejandro casi tanto como el sol, y eso que era el de los días más largos del mes de junio, de los «de por san Juan». No había pegado el ojo en toda la noche; y no por miedo a los ladrones ni por extrañar la cama, sino por la comezón de la pícara curiosidad, que le tuvo en vilo.
Palabra del Dia
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