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Actualizado: 3 de junio de 2025


La viuda se estuvo un momento callada, pero la comezón era demasiado fuerte y, no pudiendo resistirla por completo, se alivió primero en voz baja a modo de soliloquio y fue levantando el tono insensiblemente hasta acabar por una interpelación mal disfrazada.

Fenómenos semejantes se observan en la nariz y fosas nasales; cuando hay comezon y costras, flujo de serosidad ó de sangre, obturacion, coriza fluente, exigen tambien el carbon; estos síntomas se agravan ó aparecen despues de esfuerzos que agolpan la sangre á la cara. Cierta rubicundez con un poco de hinchazon de la nariz pertenece con especialidad al carbon animal.

Enrique Thomas iba leyéndolos por las calles, devorado su espíritu por una comezón repentina de saber, y luego los vendía, empleando para ello su pintoresca y abundante verbosidad meridional. Su clientela adoraba en él; era simpático, envolvente, inagotable. Jamás tuvo el editor Lachatre un representante igual.

En su alma se juntaba a un gozo extraordinario una como vergüenza de misma; a la exaltación de un afecto noble la insoportable comezón, digámoslo así, del amor propio más susceptible.

Es un hecho bastante conocido en nuestros climas, pero la nariz de L'Ambert dio pruebas, en esta ocasión, de una sensibilidad extraordinaria. Enrojeciose un poco al principio, después mucho; fuese hinchando por grados hasta tornarse deforme. Después de una partida de caza alegrada por el viento Norte, experimentó el notario intolerable comezón.

Pero la deplorable comezon de greco-romanizarlo todo que empezó en el siglo XVII, tiene á estas interesantísimas parroquias completamente estropeadas por dentro.

Si le hubiese sido lícito representar comedias, quizás no hubiera hecho otra cosa en la vida, pero como le estaba prohibido por el decoro y otra porción de serias consideraciones, procuraba buscar otros caminos a la comezón de ser algo más que una rueda del poder judicial, complicada máquina; y era cazador, botánico, inventor, ebanista, filósofo, todo lo que querían hacer de él su amigo Frígilis y los vientos del azar y del capricho.

Juan solía tener por temporadas un faetón o un tílburi, que guiaba muy bien, y también tenía caballo de silla; mas le picaba tanto la comezón de la variedad que a poco de montar un caballo, ya empezaba a encontrarle defectos y quería venderlo para comprar otro.

Ni quiero llantos que me quitan a el sueño. Cuando lloras sin saber por qué, hija mía, me entra una comezón, un miedo supersticioso.... Se me figura que anuncias una desgracia. Ana tembló, como sintiendo escalofríos. ¿Ves? tiemblas; a la cama, a la cama, ángel mío; todos a la cama; yo me estoy cayendo.

Ahora no veía en nada de aquello lado alguno ridículo. ¡Oh, la Iglesia era sabia! ¡Conocía el corazón humano y cuáles eran los momentos grandes de la vida! ¡Era tan solemne el nacer, el tomar un nombre en la comedia azarosa de la vida! ¡El bautizo hacía pensar en el porvenir, en una síntesis misteriosa, de punzante curiosidad, de anhelante y temerosa comezón de penetrar el porvenir!

Palabra del Dia

deshice

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