Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 31 de mayo de 2025
Se están poniendo bien las cosas, a fe mía... El ciento de pintón, que estaba la semana pasada a diez reales, ahora me lo quieren cobrar a once y medio, y el pardo a diez y medio. Estoy volada. Los materiales por las nubes... Samaniego se empeñó en que la santa había de tomar una copa de Champagne. «¿Pero tú qué has creído de mí, viciosote? ¡Yo beber esas porquerías!... ¿Cuándo cobras, mañana?
Al apoderado de casa dejo encargo de poner en sus manos esa cantidad el 5 o el 6 del próximo, pues para entonces ha de cobrar ciertas cantidades de unos censos de Zafra. Descuide usted, que no le faltará.
Pero al salir el 13 por segunda vez y cobrar el príncipe otro máximum, un murmullo del público aplaudió al vencedor. Corrían los curiosos, dejando abandonadas las otras mesas. Esta mañana iba á ser tan famosa en el Casino solitario como las tardes y las noches más célebres, cuando luchan con la suerte los jugadores ricos. Lubimoff cambió de número. Era absurdo insistir en el 13.
Fuera de las frecuentes ausencias que hacen los curas y compañeros dentro de la misma provincia de unos pueblos a otros con motivo de funciones de iglesia, y otros particulares en que tal vez dejan solo el pueblo de su cargo por algunos días, hacen otras ausencias fuera de la provincia con motivo de ir a Buenos Aires a cobrar los sínodos, y a Corrientes y el Paraguay a ver sus parientas.
El otro día le he visto por la calle de Alcalá enganchado al faetón. Bien de mundo se paraba a mirarlo. Hablaron un rato de los caballos que el duque le había comprado. Este ponía tachas a todos. Fayolle los defendía con entusiasmo de aficionado y de comerciante. En un momento de pausa dijo sacando el reloj: No quiero molestarle más.... Venía a cobrar la cuentesita última.
-Poco tengo yo que ver en eso -respondió el ventero-; págueseme lo que se me debe, y dejémonos de cuentos ni de caballerías, que yo no tengo cuenta con otra cosa que con cobrar mi hacienda. -Vos sois un sandio y mal hostalero -respondió don Quijote.
La condesa no vió aquella mirada breve y rápida, pero sombría, que pasó como un relámpago. Si la hubiera visto se hubiera asustado. Quevedo empezaba á cobrar miedo á la condesa. Era demasiado enérgica, demasiado terrible. Quevedo vió de un golpe que doña Catalina podía ser el obstáculo perenne de su vida.
Era aquello un tesoro de gran valor, una palanca formidable que, bien manejada, podía dar al traste en breve tiempo con gran parte de los políticos revolucionarios que pululaban en España. Eran letras de cambio pagaderas a la vista, que cualquiera podía cobrar en poder o en dinero.
Seguimos andando, y por dos o tres veces me prodigó los mismos elogios. Yo principiaba a cobrar aborrecimiento a mi estupenda caballerosidad. La sangre de lord Gray corría en surtidor espantoso delante de mis ojos. Desde hoy, valeroso joven, ha adquirido usted el último grado en mi estimación, y le daré una prueba de ello. Tampoco dije nada.
¿Y lo de mi hermano? proseguía Valls . ¿Y lo de mi santo hermano Benito, que reza a voces y parece que se vaya a comer las imágenes?... Todos recordaban el caso de don Benito Valls, y reían francamente, ya que el hermano era el primero en burlarse del suceso. El rico chueta se había visto dueño, al cobrar unos créditos, de una casa y valiosas tierras en un pueblo del interior de la isla.
Palabra del Dia
Otros Mirando