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Actualizado: 31 de mayo de 2025
Nada hay tan repugnante como la ciencia que se adquiere para obtener un título académico y ganarse un sueldo con él. No hay más ciencia que la ciencia desinteresada, la ciencia por la ciencia, el amor al saber, el saber que nunca se sabe bastante para cobrar dinero por enseñar lo poco que se sabe.» Y otra porción de máximas al mismo tenor.
La joven le recibió con alegría. Pláceme la dijo Quevedo , encontraros tan bien entretenida... Sí; he llegado á cobrar miedo á la corte. Y habéis hecho bien en asustaros, porque Madrid es un almacén de peligros; ¿conque nos vamos? Sí por cierto; sólo necesitábamos saber de vos para marchar, pero esperábamos saberlo pronto, aunque no se os ha encontrado cuando se os ha buscado.
Mi abuela había dejado un caserío en Izarte, sobre las dunas de la playa de las Ánimas. Este caserío se llamaba Bisusalde. Bisusalde correspondía a mi madre, y estaba alquilado a un inglés. No sabía mi madre el contrato que mi abuela había hecho con él; y como se acercaba Año Nuevo, quería averiguarlo para cobrar la renta.
Anheló un puesto al servicio del templo, cobrar a principios de mes unas cuantas pesetas de manos del Vara de plata, para no ser tan gravoso a su hermano. Pero todas las plazas estaban ocupadas; sólo la muerte podía abrir huecos, y eran muchos los hambrientos que aguardaban la ocasión, alegando derechos de familia.
¿Acaso no tenía el reciente recuerdo de su repugnancia y de su terror al sentir sobre su frente mis labios? No, yo debía respetar aquella pasión viva; yo no debía ser infame; yo no debía cobrar mis beneficios a tanta costa para Amparo. Pero no pude resistir a una tentación.
Calculaba además las complicaciones y desembolsos de una partición judicial de nueve estancias considerables, centenares de miles de reses, depósitos en los Bancos, casas en las ciudades y deudas por cobrar. ¿No era mejor seguir como hasta entonces?... ¿No habían vivido en la santa paz de una familia unida?... El alemán, al escuchar su proposición, se irguió con orgullo. No; cada uno á lo suyo.
Sea o no almirante, yo debo ir a la escuadra, Paquita dijo mi amo . Yo no puedo faltar a ese combate. Tengo que cobrar a los ingleses cierta cuenta atrasada. Bueno estás tú para cobrar estas cuentas contestó mi ama : un hombre enfermo y medio baldado... Gabriel irá conmigo añadió D. Alonso, mirándome de un modo que infundía valor.
Emilio, creyendo sin duda que aquel señor vendría a pagárselas, díjole que tenía cuatro, de las cuales era la más antigua la del buffet de un baile dado tres años antes en honra de Currita, y que el día anterior se las había remitido todas juntas por centésima vez, sin haber logrado aún cobrar ninguna.
Quedó en el fuerte por su Lugarteniente el señor D. Alvaro de Sande, Coronel de la infantería española, y así habiendo quedado con él todos los capitanes y soldados muy alegres y contentos por hallarse en semejante empresa contra los infieles enemigos de Jesucristo, y esperando la victoria con el ayuda de Dios, y de cobrar lo perdido.
Habiendo ya esclarecido el día, tomaron un desayuno para cobrar aliento y brío para proseguir su acuerdo en la forma que antes. ¿Quién creía, ó por mejor decir, quién se atrevía á esperar resolución nada favorable en un Concejo semejante?
Palabra del Dia
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