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Actualizado: 18 de julio de 2025
El ruido vago de su telar, tan diferente del trote natural y alegre de la máquina de cerner o del ritmo más simple del trillo de mano, ejercía un encanto casi terrible sobre los chicos de Raveloe, que con frecuencia dejaban de ir a recoger avellanas o buscar nidos, para ir a mirar por la ventana de la choza.
El Inocente, por medio de ramas de pino, improvisó un techo para la choza, que no lo tenía, y la Duquesa contribuyó al arreglo del interior con un gusto y tacto que hicieron abrir grandes ojos de asombro a la joven y fugitiva campesina. Ya se conoce que está acostumbrada a casas hermosas en Poker-Flat dijo Flora.
Y su cara roja, sus ojos vivos y abultados, su barba de un color rojizo obscuro, sus anchas y encorvadas espaldas, su caballo y su perro, todo aquello hendía el aire y crecía a ojos vistas. En dos minutos llegó al pie de la sierra, atravesó el prado y desembocó por el puente a la choza.
¿Ves ese me decía que se tambalea sobre las piernas, y lleva la cara metida hasta las narices en un sombrero viejo, mal calzado y peor vestido? Pues es un hombre muy honrado; tiene siete hijos, y el mayor, con quien gastó la mitad de su pobreza para librarle de la cárcel en que le metieron por haber dado una paliza á su vecino, después de casado le puso pleito y le embargó la pobre choza que le quedaba, porque no le devolvió una corta suma el mismo día en que venció el plazo del préstamo.... Hoy se habría muerto de hambre y de pena si yo no le hubiera dado el dinero para salir de su apuro. Ese otro jaquetón, tan planchado y que parece un señor, es un trapisondista capaz de pegársela al lucero del alba. Repara bien en esa mujer que nos ha saludado con voz melosa y sin levantar los ojos del suelo; pues es una bribonaza, chismosa, enredadora y capaz de beberse á toda su casta: apostaría una oreja á que lleva la botella del aguardiente debajo del delantal. ¡
Cuando Dunstan Cass le volvía la espalda a la choza, Silas Marner no estaba ni a cien pasos de allí. Volvía penosamente de la aldea. Una bolsa cargada al hombro le servía de sobretodo, y llevaba una linterna de cuerno en la mano. Sus piernas estaban cansadas, pero su espíritu, que no presentía ningún cambio, se sentía ágil.
Catalina había llegado mientras tanto a la puerta de la fábrica de aserrar, y ordenó a Labarbe que dejara en el suelo un barrilillo de aguardiente, que había traído de la granja, y que fuera a buscar un cántaro a la choza del ségare. Pocos instantes después, Hullin, al acercarse a la hoguera, encontró a Materne y a sus dos hijos. Llega usted tarde le dijo el anciano cazador.
Puedo asegurarle que con ellos no hay metralla que se pierda. Después de haber hecho temblar al mundo, es duro verse obligado a defender, en los días de la vejez, su choza y su último pedazo de pan...» Sí, es duro exclamó la señora Catalina, secándose los ojos ; de pensarlo solamente da pena. Después, la anciana prosiguió: *
En toda la provincia de Toscana, ya sea en la choza del pobre, ya en el palacio de un príncipe, el paciente, humilde y caritativo fraile capuchino es bien acogido; en la casa de todo contadino está siempre preparado para él un pedazo de pan y una botella de vino, y en las villas y palacios de los ricos encuentran siempre un lugar en la sala de los sirvientes.
Un momento después, sin embargo, el misterio quedó descubierto. El frente de la choza era ojival, y sobre la clave había una pequeña cruz de piedra.
El viejo ventorrillero, al presentarse su antiguo jefe en la choza del Grajo, había llorado, abrazándole con tales extremos de emoción, que su familia creyó que iba a morir. ¡Ocho años sin ver a su don Fernando! ¡Ocho años, durante los cuales había enviado todos los meses un papel lleno de garabatos a aquel presidio del Norte, donde guardaban a su héroe!
Palabra del Dia
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