Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 18 de julio de 2025
Miguel soportó aquel abrazo y aun hizo esfuerzos por mostrarse entusiasmado. Aguarda un poco dijo la generala soltándose y tomando un ramillete que había sobre la chimenea. Toma estas flores, ponlas delante de ti cuando escribas, para que al levantar la cabeza te acuerdes de tu Lucía.
-No hacen -respondió el barbero-, que también sé yo llevallos al corral o a la chimenea; que en verdad que hay muy buen fuego en ella. -Luego, ¿quiere vuestra merced quemar más libros? -dijo el ventero. -No más -dijo el cura- que estos dos: el de Don Cirongilio y el de Felixmarte. -Pues, ¿por ventura -dijo el ventero- mis libros son herejes o flemáticos, que los quiere quemar?
Es, al contrario que la abuela, enemiga del matrimonio y se dice por lo bajo que su marido, muerto hace muchos años, no la hizo precisamente feliz. Y bien, ¿cómo van esos estudios? dijo el cura con una risa sonora que hizo estremecerse hasta las tenazas de la chimenea. Están suspendidos, señor cura. ¿Por qué?
Sorege se sentó á horcajadas en una banqueta, de modo que el calor y la claridad de la chimenea le diesen en la espalda y dijo con admirable tranquilidad á Tragomer, que, estupefacto, se había sentado al lado suyo: Figúrate tú que estando en San Francisco con M. Harvey y sus hijos, la casualidad me hizo encontrar á una antigua amiga á la que no había visto en tres ó cuatro años y que estaba corriendo el mundo en busca de fortuna...
En frente de la puerta de entrada había dos puertas como de balcones, y entre estas dos puertas la chimenea; á la derecha otra puerta cubierta por una cortina blanca lisa; á la izquierda dos enormes estantes cargados de libros, entre los estantes un crucifijo de tamaño natural pintado en un enorme lienzo y con marco también negro; á los pies del Cristo un sillón de baqueta, sentado en el sillón un religioso, apoyados los brazos en una mesa de nogal cargada de papeles, entre los cuales se veía un enorme tintero de piedra, y alumbrada por un velón de cobre de cuatro mecheros, dos de los cuales estaban encendidos.
Al sonar el reloj, levanta el dueño los reales de la chimenea, dice á todo el mundo: «vámonos á dormir,» y entre tanto él sale á un terrado al cual dan varias puertas, y empuja por la parte de afuera para probar si los muchachos han cerrado bien.
Pero no un blanco, sino una especie de chino, que baja por la chimenea la noche antes de Navidad, dejando cosas a los niños como yo que han tenido cuidado de dejar allí sus botas. Eso... eso es lo que me quería hacer creer... Vamos, padre, ¿dónde estás frotando? Estás a un kilómetro del sitio... Dime: ¿no habrá inventado esto para hacernos rabiar a ti y a mí?... No frotes ahí... Contesta.
Rehusó por miedo de rebajarse. «No tengo inconveniente, dijo, en vender mi tiempo, pero a lo que no estoy dispuesto es a prestar mi nombre.» Así fue descendiendo uno por uno todos los peldaños de la miseria, desanimando a sus amigos, cansando a sus acreedores, cerrándose todas las puertas, desprestigiando un nombre que no quería comprometer, pero sin preocuparse del traje raído que paseaba por las calles ni de su chimenea en la que no podía echar ni un mal pedazo de leña.
Gozo en este silencio y en esta soledad junto a la gran chimenea del salón, y allí me recojo, abstraída en los dulces pensamientos de la eternidad, antes de sumergirme de nuevo en el movimiento y las vanidades del mundo. He tenido muy buenas noticias de Florencia, en donde se ha establecido mi hijo con su esposa.
Sonó el rugido de la chimenea, que indicaba la hora de mediodía. ¡A almorzar!... Abajo, en el comedor, Fernando sintió crecer su inquietud al ver que se llenaban todas las mesas y la de Maud seguía desocupada. Sucedíanse los platos; el almuerzo tocaba a su fin, y ella sin aparecer.
Palabra del Dia
Otros Mirando