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Actualizado: 19 de junio de 2025


Si él hubiera sido un hombre honrado, le hubiera dicho allí mismo: ¡Calle usted, señora! yo no soy digno de que la majestad de su secreto entre en mi pobre morada; yo soy un hombre que ha aprendido a decir cuatro palabras de consuelo a los pecadores débiles; y cuatro palabras de terror a los pobres de espíritu fanatizados; yo soy de miel con los que vienen a morder el cebo y de hiel con los que han mordido; el señuelo es de azúcar, el alimento que doy a mis prisioneros, de acíbar;... yo soy un ambicioso, y lo que es peor, mil veces peor, infinitamente peor, yo soy avariento, yo guardo riquezas mal adquiridas, , mal adquiridas; yo soy un déspota en vez de un pastor; yo vendo la Gracia, yo comercio como un judío con la Religión del que arrojó del templo a los mercaderes..., yo soy un miserable, señora; yo no soy digno de ser su confidente, su director espiritual.

Ahora, o yo me engaño mucho, o vamos en busca del marqués de Coupigny para reunirnos y emprender juntos un nuevo ataque. ¿Estás al tanto de lo que digo? ¿Ves cómo no en vano ha mordido uno el cebo en Hollabrün, en Austerlitz y en Jena? Efectivamente, la intención de nuestro General era reunirse con Coupigny; pero esto no se verificó hasta la noche del 17 al 18.

Día hubo en que viajaba con Baco, Anita, recorriendo la India, o bien navegando en el barco prodigioso de cuyo mástil floreciente pendían racimos y retorcidos tallos, y tuvo que saltar de repente a la prosaica orilla del Soto, llamada por la voz del ex-regente que gritaba: ¡Pero muchacha, que te están comiendo el cebo!

Han reemplazado el simple palo por una caña más flexible y elegante, han aprendido á torcer hilos más delgados y fuertes, á perfeccionar los anzuelos, á atraer á cada especie por un cebo especial, y hasta han modificado la forma natural de los cursos de agua, haciendo en las cascadas peldaños como los de una escalera, por los cuales el pez salido del mar puede remontar el arroyo hasta la fuente primitiva; no obstante, es muy excepcional el modo de coger al pez, de fecundarlo artificialmente y mantenerlo como animal doméstico, pudiendo así presentar al mercado por quintales y toneladas, la carne exquisita del buen pescado como se hace con la de ternera y carnero.

Era menester mucha cautela. La tentación decía palpita por doquier. Todo es arma y cebo para el Demonio. Un día que Ramiro le llevó en obsequio una hermosísima pera, en un cestillo de mimbre, el lectoral comenzó a saborearla sin quitarle la piel. Era una pera de las que llaman calabaciles por su doble turgencia.

Durante el camino, aquella choza y el dinero que estaba oculto en ella habían asediado continuamente su espíritu, y había imaginado distintas maneras de halagar y seducir al tejedor, para que éste, seducido por el cebo de los intereses, se separara sin demora del dinero que poseía.

Bien me fué con éste, porque sucedió como deseaba; mas no todos los lances salen ciertos; algunos hay que pican y se llevan el cebo, dejando burlado al pescador y el anzuelo vacío, como me aconteció con un soldado español de más de la marca.

Dijóle un vecino: "En vuestra casa yo me acuerdo que solía andar una culebra, y ésta debe ser, sin duda. Y lleva razón, que, como es larga, tiene lugar de tomar el cebo y, aunque la coja la trampilla encima, como no entra toda dentro, tórnase a salir." Cuadró a todos lo que aquél dijo, y alteró mucho a mi amo, y dende en adelante no dormía tan a sueño suelto.

Ya que tenía dinero, mejor que guardarlo en el fondo del arca era emplearlo como cebo, para que la suerte mordiese en él. Y repitió varias veces esta frase oída a su principal. Pero... añadió con marcada indecisión no hasta qué punto convendrá a ustedes exponer un dinero que tanto les cuesta. Don Ramón es infalible, pero ¿quién sabe lo que reserva la suerte...? ¿Quieren ustedes creerme?

Así que, Sancho mío, volveos a vuestra casa, y declarad a vuestra Teresa mi intención; y si ella gustare y vos gustáredes de estar a merced conmigo, bene quidem; y si no, tan amigos como de antes; que si al palomar no le falta cebo, no le faltarán palomas. Y advertid, hijo, que vale más buena esperanza que ruin posesión, y buena queja que mala paga.

Palabra del Dia

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