Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 23 de junio de 2025


A los primeros acentos que hirieron los oídos de Su Majestad, éste se estremeció. ¡Es la voz de los ángeles! dijo; y escuchaba atentamente, cayendo de rodillas y llorando, lo que no le había sucedido en toda su enfermedad. ¡Que siga decía, que siga! ¡Que continúe yo oyendo esa voz que me ha aliviado y vuelto la vida!

Pues por arriba, arriba, se han desapartao las piedras más gordas, y entre dos de ellas queda un hueco que cabe un gato... y de allí está cayendo arena y chinas de cal... Dice el señor arcipreste, que con que pase un carro por fuera se viene abajo media iglesia. Tenéis razón: esta vez va de veras. Vamos allá.

La iglesia, tan ruidosa e iluminada durante la mañana, despoblábase rápidamente, cayendo en el silencio y la penumbra. Esteban se indignó al ver salir a Gabriel de la carroza eucarística. Te vas a matar: eso no es para ti. ¿Qué capricho ha sido el tuyo?

Y así estuvieron inmóviles largo tiempo, como si no la hubiesen visto nunca, hipnotizados por aquella cara de mofletes luminosos suspendida en el horizonte. Un norteamericano arrojó una botella con dirección al astro. Había que dar de beber a la gran señora. E inmediatamente, como si esta locura fuese contagiosa, una lluvia de botellas vacías o sin destapar fue cayendo en el Océano.

Libróle al fin el risco y el barranco, O por mejor hablar, el Poderoso; De la muerte á la vida dió un gran tranco, Contándose despues por muy dichoso. Mas un pueblo que llaman Anco Anco, Aquí hizo su fin muy lastimoso, Que un cerro encima dél vino cayendo, Y debajo la gente de él cogiendo.

Bailó, cantó, pronunció discursos políticos sobre una mesa, imitó el pavo y el cerdo, y por último, ya muy tarde, cuando el afán me devoraba y la impaciencia me tenía nervioso y aturdido, dio con su noble cuerpo en tierra, cayendo inerte, como un pellejo de vino.

Entraban nuevos clientes casi todos formando parejas así como iba cayendo el día. El camarero hizo pasar al comedor cerrado á unas mujeres pintarrajeadas y con grandes sombreros, seguidas de unos jóvenes. Por la puerta entreabierta salió un ruido de persecuciones, de choques y saltos, con brutales carcajadas y risas de sofocante cosquilleo.

La vista no se separaba de la columna barométrica cayendo fatídicamente en el alma, cada uno de los acompasados golpes del péndulo. ¡Cuántos pensamientos en aquellos supremos instantes! ¡Qué de recuerdos! ¡Qué de zozobras! ¡Qué de esperanzas! ¡Debe ser tan terrible morir ahogado dentro de las cuatro tablas del camarote!

Pudo haberse concluido antes, pero lo estorbaron dos causas: la primera, que don Luis, cayendo en la cuenta de que podía escribir al distrito por mano ajena, ni más ni menos que un ministro, empleó a Pepe como amanuense; y la segunda, que las conversaciones de éste con Paz fueron adquiriendo mayor desarrollo y duración cada día.

El sol iba cayendo lentamente hacia la parte de Madrid, cuyas torres, puntiagudas y negruzcas, aparecían envueltas en una atmósfera de polvo luminoso, y a lo lejos se oía el rumor confuso de muchos ruidos juntos, que semejaban la turbulenta respiración de la ciudad.

Palabra del Dia

vorsado

Otros Mirando