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Actualizado: 3 de junio de 2025
Se le ofreció un destino en un pueblo de la provincia, a tres leguas de la capital, un destino humilde, pero mejor que la administración del periódico mejicano. Bonifacio aceptó, se volvió a su tierra; quiso saber a quién debía tal favor y se le condujo a presencia de un primo de Emma, rival algún día de Reyes. A la semana siguiente Emma y Bonifacio se vieron, y a los tres meses se casaron.
Después dió la mano al oso que se levantó convertido en un caballero joven y hermoso, el cual le dijo que era un príncipe encantado y que gracias a ella había salido del encantamiento; que si quería casarse con él, se la llevaría a su corte y sería princesa. 80 Se fueron y se casaron y fueron felices por toda su vida, llevándose ella a su padre y a sus hermanas, que también se casaron.
Ella había soñado algo más brillante. Pero su indecisión fué corta. Aquella muchacha tímida era tal vez la mejor compañera para Ulises. Además, estaba preparada, por lo que había visto en su infancia, para ser la mujer de un marino... ¡Adiós al catedrático! Se casaron.
Atenas y Tebas fueron administradas con arreglo á las leyes de Aragón. Su código fué el «Libro de usos y costumbres de la ciudad de Barcelona». La lengua catalana reinó como idioma oficial en el país de Demóstenes. Los rudos almogávares se casaron con las más altas damas del país, «tan nobles decía Muntaner , que años antes no hubiesen desdeñado el presentarles el agua para que lavasen sus manos».
Gracias á la asistenta que tenían en casa; la señorita podía descansar algunos ratos; y para ayudar á la asistenta en los trabajos de la cocina, quedábase allí por las tardes la trapera de la casa, viejecita que recogía las basuras y los pocos desperdicios de la comida, ab initio, ó sea desde que Torquemada y Doña Silvia se casaron, y lo mismo había hecho en la casa de los padres de Doña Silvia.
Segura no, porque no me convidaron; lo que sé es que el señor está en Felipinas ú en la Habana, de cierto no sé... vamos, en América. Escribe toos los correos y manda el conquibus, y la señora no para de hablar del amo, y es buena, aunque tié el genio mu soberbio, y no se visita con nadie. ¿Hacía cuándo crees tú que se casaron? El niño tié veintiséis meses, conque... Y él en la Habana, ¿qué hace?
Nuestros padres nos dieron esto amasado y cocido. Nos casaron como se casa a los gatos, y punto concluido. Salió bien; pero hay tantos casos en que esta manera de hacer familias sale malditamente... ¡Qué risa! Lo que me daba más miedo cuando mi madre me habló de casarme, fue el compromiso en que estaba de hablar contigo... No tenía más remedio que decirte algo... ¡Caramba, qué sudores pasé!
Otro rosal trepador, de retorcidas ramas y rosas de color de té, subía por la fachada extendiéndose como una parra y daba al viejo casarón un tono delicado y aéreo. Tenía además este jardín, en el lado que se unía con la huerta, un bosquecillo de lilas y saúcos. En los meses de Abril y Mayo, estos arbustos florecían y mezclaban sus tirsos perfumados, sus corolas blancas y sus racimillos azules.
Allá, cerca de San Isidro, yo tenía una novia; se llamaba Luciana, una linda muchacha de dieciocho años, que cantaba con una gracia exquisita las canciones de nuestro tiempo. Yo era pobre y muy joven: la casaron con un viejo rico. ¡Ah, no te rías, así le ha pasado a Blanca conmigo, cualquiera diría que yo he querido vengarme de las mujeres! Pero ¡qué épocas aquellas!
Y ¿qué tal, cómo vamos? dije á Tintay. Mal señor: la bandala muy poco vale; este año no parejo al de mi marido; siguro no tiene comedia. Al recordarme la comedia, pregunté á Tenten: Y qué cosa, Capitán; ¿se casaron Pupen y Beten? Ca, no señor; Pupen está en la cárcel y Beten ... lo que es en cuanto á Beten, malo señor; y al decir malo hizo una pausa dejándome adivinar lo demás.
Palabra del Dia
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