United States or Cocos Islands ? Vote for the TOP Country of the Week !


Estoy convencido dijo enfáticamente de que semejantes cosas sólo les pasan a las señoritas educadas en el pueblo y con ciertas impertinencias y repulgos.... Que les vengan a las mozas de por aquí con síncopes y desmayos.... Se atizan al cuerpo media olla de vino y despachan esta faena cantando. No, señor, hay de todo.... Las linfático-nerviosas se aplanan.... Yo he tenido casos....

Después que te hayas dado, pasaremos lo que resta de la noche cantando, yo mi ausencia y tu firmeza, dando desde agora principio al ejercicio pastoral que hemos de tener en nuestra aldea. -Señor -respondió Sancho-, no soy yo religioso para que desde la mitad de mi sueño me levante y me dicipline, ni menos me parece que del estremo del dolor de los azotes se pueda pasar al de la música.

Por encima de él hormigueaba una muchedumbre compuesta principalmente de mujeres, cuyos pañuelos de diversos y vivos colores, al moverse, mareaban y turbaban la vista. Los hombres en su mayoría se hallaban recostados debajo de los árboles, bebiendo pésimo vino y cantando desentonadamente.

Vamos á pasar ahora «de lo religioso á lo profanoDurante el siglo XV fué también oficio socorrido el de juglar, los cuales ocupábanse en divertir á magnates y pecheros, recitando poesías y cantando al par que tañían sus instrumentos, todo esto mediante remuneración.

«Llegado el sábado, sigue contando, estando puesto un altar con imagen y velas encendidas, se comienza la salve y todos somos cantores: todos hacemos de garganta. No fuimos en nuestro canto por terceras, quintas ni octavas, sino cantando á un tiempo todos ocho tonos y más otros medios tonos y cuartas.

Esos bienes que Dios da a todos, a los que siempre me he mostrado insensible, y cuya dulzura sólo puedo apreciar ahora, los habría disfrutado aún durante veinticinco años. ¡Ah! ¡Y he sacrificado mis días a una quimera; los he perdido por una gloria estéril que no me ha proporcionado la dicha, y que ha muerto antes que yo!... Mire, mire añadió señalando a unos aldeanos que atravesaban el parque y regresaban, cantando, a sus faenas, ¡qué no daría yo ahora por participar de sus trabajos y de su miseria!

Y aun esas frases no podía pronunciarlas más que cantando; he aquí por qué.

Al cantar ese «¡ay!, a ti», Juanita miró con ojos muy dulces a don Paco. Luego siguió cantando: Arroz con leche, me quiero casar con un guapo mozo de porte real. Y tocando con sus manos en los hombros de cuantos había en el corro, sin excluir al cura, que la miraba complacido, Juanita fue diciendo: Ni con este, ni con este, ni con este.

Y, entonces, pensando en su pasado ingrato, en sus años de despotismo conyugal, debía sin duda, compararlos con el presente en que, enfermo y valetudinario casi, no tenía fuego en el alma, ni sangre en las venas para correr al lado de su linda mujer la carrera vertiginosa del mundo, en la cual caía como un rezagado, mientras ella, al frente de la alegre caravana, volaba cantando los aires calientes de la fuerza y de la juventud.

Y el pescador iba cantando un cantar, en su vestido de piel, asombrado de la mucha luz, como si estuviese de fiesta en el aire un sol joven. El aire chispeaba. Se oían estallidos, como en el bosque nuevo cuando se abre una flor. De las lomas corría, brillante y pura, un agua nunca vista. Era que se estaban deshaciendo los hielos.