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Actualizado: 23 de julio de 2025


Geoffroy, Cuvier y Blainville los encontraron calientes y con vida. «Todo está vivo decía aquél, ó lo estuvo. Todo es vida, presente ó pasadoGrande esfuerzo revolucionario contra la materia inerte, que conduciría hasta suprimir lo inorgánico. Nada estaría completamente muerto. Lo que ha vivido puede dormir y conservar la vida latente, una aptitud para revivir. ¿Quién está verdaderamente muerto?

Amigo mío, dijo gravemente Marenval, en aquel instante no había que andar con paños calientes. Vi que todo se iba á perder si no echaba á pique la tal embarcación y ¡qué diablo! no dudé. Hizo usted perfectamente, Marenval. Sin usted todo estaba perdido. Lo , y no estoy descontento de mi manera de obrar. Pero sepa usted que no era de los carceleros de lo que yo tenía más miedo por todos.

Sobre el tablero se hace, resbalando la mano, como un macarrón, y de allí se van cortando pedazos y haciendo rosquillas del diámetro de una moneda de dos pesetas. Se fríen en aceite muy caliente, pero a fuego lento; estando doraditas se retiran, y calientes se espolvorean con azúcar tamizada. Crecen mucho, así que pueden cortarse pequeñas.

Se contaba cualquier aventurilla y se añadía casi siempre: «Lo más odioso es que esas... tales hayan escogido para sus... cuales una casa tan respetable, tan digna». Los liberales avanzados, los que no se andaban con paños calientes, sostenían que la casa era lo peor. Sin embargo, los maldicientes procuraban ser presentados en aquella casa donde había tantas aventuras.

No había sospechado jamás que los dolores del amor podían lastimar el alma, que sus lágrimas eran verdaderas lágrimas, amargas y calientes como las demás que se vierten en el mundo. Era que aún no había amado. Un día vino á una niña hermosa, tierna y sencilla y me entregó su corazón. Yo fuí bastante bárbaro para no saber qué hacer de él.

La pereza de ser desgraciado, de padecer, unida a la pereza del cuerpo que pedía a gritos colchones y sábanas calientes, entumecían el ánimo de don Víctor que no quería moverse, ni sentir, ni pensar, ni vivir siquiera. La actividad le horrorizaba.... ¡Oh, qué bien si se parase el tiempo!

Ella tampoco, pues tenía sus ojos fijos en Novoa, con una gravedad afectuosa de muchacha que ha hecho estudios serios, tiene su título de bachillera y puede comprender á un hombre de ciencia. Miguel oyó un fragmento de lo que decía el joven catedrático. ...Y cuando las corrientes glaciales del Polo llegan allá, ocupan el lugar de las aguas calientes, que suben á la superficie...

Y, entonces, pensando en su pasado ingrato, en sus años de despotismo conyugal, debía sin duda, compararlos con el presente en que, enfermo y valetudinario casi, no tenía fuego en el alma, ni sangre en las venas para correr al lado de su linda mujer la carrera vertiginosa del mundo, en la cual caía como un rezagado, mientras ella, al frente de la alegre caravana, volaba cantando los aires calientes de la fuerza y de la juventud.

Reíansele los ojos, las facciones todas, y el sol, indiscreto cronista de los cutis marchitos, jugaba sin temor entre el dorado imperceptible vello que tapizaba las mejillas de la niña, tiñéndolas con tonos calientes de rancio mármol. Lucía esperaba que la hablasen, y su mirada lo pedía.

Bien la merece; pero, después de todo, el pobre Fernandito es quien tiene la culpa continuó Currita con aire de pacientísima esposa . Se empeñó en que su amigo Juanito Velarde había de ser secretario particular de don Amadeo, habló al ministro, este le ayudó, y envalentonado con eso, se ha atrevido a tanto el señor ministro... Lo que yo le decía a Fernandito: si le das el pie a esa gente, se tomarán la mano... En fin, hija, el presidente del Consejo en persona estuvo a hacerme la propuesta... ¡Por supuesto que yo no lo recibí; Fernandito se entendió con él, y tuvieron una escena!... Yo, muerta de susto, porque creí que lo iba a plantar en la calle y acabaría la cuestión a tiros... En fin, se fue por donde había venido, con las orejas calientes; y sabe Dios lo que en venganza dirán de ahora... Esto ha sido todo; por eso, cuando al entrar el himno y vi el saludo de Gorito, creí que era una broma que ustedes me daban...

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