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Actualizado: 18 de junio de 2025


Venturita tomó una caja de cerillas que había sobre el costurero, y encendió una. Madre e hija estaban pálidas. Aquélla arrimó la carta a la luz. En cuanto leyó unos cuantos renglones, se dejó caer en la butaca, y clavando los ojos con expresión dolorosa en su hija, le dijo: Ventura, ¿qué has hecho? ¿Yo? Nada respondió la niña tirando al suelo la cerilla que tocaba a su fin.

¡Han dormido tantas noches sobre ! murmuraba contemplándolas amorosamente . Ese ligero tono de ámbar se lo he dado yo con mi calor. Ya no eran una joya: formaban parte de su organismo. Podían palidecer y morir si pasaban varios días olvidadas en el fondo de la caja.

Su caja de tabaco, que él mostraba de continuo, pues no cesaba de tomar rapé, era un primor artístico, por los esmaltes y las piedras preciosas que le servían de adorno.

En el comedor, entretanto, se tomaba chocolate con bollos, y un grupo discutía política en la puerta de la sala, donde el muerto se estaba quietecito en la caja, rodeado de blandones.

Sin embargo dijo Rosalía, sacando de una caja varios marabouts y aigrettes y de otra lazos y cordones , aún hay aquí cosas muy bonitas. ¿Le gustan a usted esas aigrettes?... manifestó Refugio, gozosa de poder ser rumbosa con ella . Puede llevárselas... se las regalo. ¡Oh!, no... no faltaba más... , , que tengo mucho gusto en ello.

Parecida sensación experimentaba cuando oía hablar o leía algo de grandes desfalcos, de tesoreros que huían con una caja y cosas por el estilo. Volvió Emma al cuarto de hora, en efecto, y sus comensales dijeron a un tiempo: ¡Qué es esto! Y ambos se pusieron en pie, estupefactos, porque el caso no era para menos.

Clementina, entre alegres carcajadas, le abrazó y le cubrió el rostro de besos, exclamando: ¡Chiquillo, eres delicioso! #Un poco de derecho civil.# Era mañana de gran trajín en las oficinas de Salabert. Se hacían unos pagos de consideración. El duque había ido en persona a la caja a presenciarlos y ayudaba al cajero en la tarea de contar los billetes.

El nombre del soberano lo acompañé de una reverencia tan exagerada que casi hube de besarme las rodillas. Pues se dice por ahí indicó Teneyro que van a procesar al obispo de Orense. No se atreverán a ello repuso Valiente, sacando su caja de tabaco y ofreciendo del oloroso polvo a los circunstantes.

Garmendia mandó un recado a Zapiain, el relojero, pidiéndole un taladrador de metales, y cuando volvió el mancebo de la botica con él, nos pusimos los dos a horadar la caja por uno de los lados. La caja era fuerte y nos costó mucho tiempo el conseguir hacer un agujero. Hecho éste, metimos una aguja y miramos a ver si salía algo del orificio. Al poco tiempo salió un polvo negro.

No hay memoria de intento de robo en esta casa; pero ya que había caja con secreto y algo que guardar en ella...

Palabra del Dia

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